miércoles, 17 de junio de 2009

CON LA HOJA DE RECLAMACIONES A LA OMIC. (1) Tres tipos de recogepapeles

Los consumidores y usuarios tenemos derecho a utilizar la Hoja de Reclamaciones en comercios, oficinas de la administración, etc. Si no la tienen o no la facilitan se puede denunciar, por ejemplo, llamando a la policía municipal. Esa Hoja se debe rellenar en el propio establecimiento por el consumidor o usuario. En ella hay un apartado de diez líneas y media para exponer los motivos de la reclamación, otro de una sola línea para escribir lo que se solicita, otra línea para hacer referencia a la documentación que se adjunta, también tiene unas siete líneas para que el reclamado exponga sus alegaciones. En la parte superior figura la dirección de la Oficina Municipal de Información al Consumidor (OMIC) en la que el consumidor debe entregar esta Hoja, que ha de llevar también firma y sello del reclamado. Éste se queda con la copia rosa, la OMIC con el original blanco y el consumidor con la copia verde, la que peor se lee.
Así pues, con el papel blanco y el papel verde -han de sellarse los dos- me dirigí a la OMIC del ayuntamiento donde tiene su sede el comercio en cuestión. Cada vez es más sofisticado. Hace dos años podía en ese mismo ayuntamiento dirigirme con la Hoja de Reclamaciones directamente a las oficinas de la OMIC donde era atendida por funcionarias que recogían y sellaban estos papeles, también se les podía hacer algunas consultas sobre trámites y funcionamiento. Pero este año ya no es así, como en El Castillo de Kafka, hay oficinas que son antesalas de otras oficinas con sus escribientes recogepapeles. Primero tuve que pedir número en la recepción, después pasé a una sala a esperar a que saliese mi número en un panel luminoso y me señalara qué mesa me correspondía. Así que a esperar turno. Una vez que llega te diriges a tu mesa, explicas que quieres entregar una reclamación para la OMIC. Tres veces que he ido para reclamar por lo de la megatienda, tres funcionarios distintos con comportamientos diferentes. La primera fue una funcionaria aséptica. LLegas a la mesa "Buenos días", "Buenos días", entrego mi documento, me pregunta mis datos, sella las hojas y escribe el número de registro. Le pregunto cómo funciona y se limita a remitirme a la OMIC, indicando que es la oficina de enfrente a la derecha. En la segunda ocasión que llevé las hojas -blanca y verde, repito- topé con un funcionario joven, mal educado, autoritario, grosero. Éste ni "buenos días", ni leches. Me siento, me da un boli y dice: "Apunta el número que yo te diga". Me tutea, no lo pide por favor, no me explica el motivo, me da órdenes. Le hago preguntas, no sabe. ¡Vaya un listo! La tercera funcionaria -la que me atendió cuando llevé mi tercera reclamación- fue todo lo contrario que el menda anterior. Ella fue amable, educada y servicial. Rellena ella misma todos los datos -es su trabajo-, me informa sobre el trámite, me dice que desde la OMIC me enviarán una carta en unos treinta días y me da una hoja con teléfonos y servicios de la OMIC; y todo sin que yo se lo pida. En fin, lo de siempre, gente que trabaja bien y mal hay en todas partes.

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