miércoles, 19 de octubre de 2011

15-O Madrid: “Esta crisis no la pagamos”

El sábado 15 de octubre ¾cinco meses después del 15-M, día de San Isidro¾ las marchas procedentes de distintos puntos de Madrid llegan a la plaza de la Cibeles por el paseo de Recoletos, la calle de Alcalá y el paseo del Prado. Son las seis de la tarde, y todas estas marchas se transforman en una que se dirige hacia la Puerta del Sol para poner de manifiesto que cada vez son más los indignados por todo lo que está sucediendo en torno a la llamada “crisis económica”. A las siete menos cuarto de la tarde la fuente de la diosa sigue rodeada debido a que los manifestantes se aproximan por todos los flancos, especialmente por el sur. Si se echa un vistazo al paseo del Prado no se atisba un hueco; si se mira hacia la calle de Alcalá en dirección a Sol lo que se ve es un mar de cabezas sobre el que navegan pancartas, banderas republicanas y arcoíris, globos y caricaturas. Hay lleno total y la marcha avanza despacio; algunos se encaraman a las vallas, a las farolas o a cualquier otro tipo de mobiliario urbano que les permita hacer una fotografía panorámica de la colorida muchedumbre.
El conjunto de los manifestantes es variopinto: niños, jóvenes y mayores; bicicletas, cochecitos de bebé y sillas de ruedas; profesores, filósofos y actores famosos; indumentaria formal e informal, cómoda, deportiva, hippy, punk, elegante y hasta algo pija; y, por supuesto, camisetas verdes de las que reivindican la educación pública. Hay varias batucadas a lo largo de la marcha y una pequeña orquesta con sus clarinetes, tambores y otros instrumentos. Algunos grupos llevan papelitos con las letras de sus canciones, que además bailan.
El griterío y las pancartas son sobre el origen y las soluciones que se están dando a esta crisis de carácter mundial, por eso con frecuencia se ven frases escritas en inglés u otros idiomas. Y de lo global a lo local, pues hay textos y voces que aluden al PSOE y al PP, a Rubalcaba y a Rajoy, y a Esperanza Aguirre, presidenta del gobierno de la Comunidad de Madrid. Se está en contra de los bancos, el sistema, el hambre, la desigualdad, los recortes y las privatizaciones; se está a favor de la democracia participativa, la lucha y el cambio. En esta gran manifestación confluyen pancartas y cánticos oídos en otras marchas anteriores más específicas: por la enseñanza y la sanidad públicas, por un estado laico, por el trabajo decente, hasta por el agua. No obstante, el grito más repetido es: “Esta crisis no la pagamos”. Dicha consigna, breve y clara, se vocea con decisión durante el recorrido, en los momentos clave, para levantar el ánimo y a la llegada a Sol.
Contra los bancos y el sistema
Contra los bancos algunos manifestantes entonan una canción con la música de “Hola Don Pepito/Hola Don José”, solo que ésta dice: “¡Hola BBV!/ ¡Hola Santander!/ ¿Se quedó con las casas?/ Con las casas me quedé/ ¿Qué hizo con la deuda?/ Al Estado la pasé/ ¡Qué bien BBV!/ ¡Qué bien Santander!” Las pancartas que tienen a los bancos como protagonistas son de las más numerosas, ejemplos: “No al fraude hipotecario”; “Por una banca pública”; “Nacionalizar cajas y bancos; banca, al banquillo”; RoBankia”; “ERE al Banco de España”; “Bankero, ratero, devuelve el dinero”; “Fuck the bank”; “Bankero, ladrón, no tienes corazón”; “Bancos usureros”; “Las cajas, nuevo botín”. Se corea eso de “Un bote, dos botes, banquero el que no bote”. Otras pancartas exigen que paguen la crisis quienes la originaron: “Se forraron con la burbuja y ahora que pague Rita, la ciudadana”; “Que paguen la crisis sus culpables”; “No al sakeo”.
Un grupo lleva en alto unas escobas y en el cartel que las acompaña se lee: “La revolución de las escobas, dispuestas a barrer todo lo que no nos gusta del sistema”. Otro grupo, ataviado con ropa oscura sobre cuya camiseta está estampada la palabra “Bomberos”, porta una enorme pancarta en la que un texto rodeado por una llama de fuego dice: “Quemados con el sistema”. Más allá otros manifestantes sujetan otra gran pancarta: “Neoliberalismo: tóxico para el plantea y para el hombre”. No se está conforme con un sistema que produce desigualdad: “Unos, palacios; otros, ni espacio”; “Reparto de la riqueza”.
Por la democracia, el cambio y el estado de bienestar
Unas caricaturas de cartón gigantes que representan a Rajoy, Rubalcaba, Merkel y Sarkozy van tras una silueta que lleva el símbolo del dólar en dorado sobre el fondo oscuro de la chaqueta de su traje. Y es que la democracia y la política están también muy presentes en la protesta. Se grita: “Ley electoral, estafa total”. Se canta: “Oé, oé, lo llaman democracia y no lo es. Es una dictadura, eso es”. Se lee: “PPSOE, hay que pararlos”; “Democracia participativa”; “Cargando Democracia 2.0”; “Políticos, somos vuestros jefes y os estamos haciendo un ERE”; “Tomamos las calles, tomamos el poder”; “Bilderberg siempre gana las elecciones antes de que votemos”.
Unos carteles contienen simplemente la palabra “Cambio” en varios idiomas, otros, “Global change”; una pancarta grande invita a ese cambio más directamente: “Sal a la calle, crea otro mundo”. No faltan los cánticos que siempre reconfortan y animan a la lucha: “De Norte a Sur, de Este a Oeste, la lucha sigue, cueste lo que cueste”; “Que viva la lucha de la clase obrera”; y el que todo el mundo conoce es coreado con vehemencia en Sol y calles adyacentes: “El pueblo unido, jamás será vencido”.
Un conjunto de pancartas en colores negro y amarillo explican los motivos de la protesta, a saber: “Porque quieres trabajo, no caridad”; “Porque estás hart@”; “Porque no estudias para esto”; “Porque sin tu voz no hay democracia; “Porque usarán tu sed para forrarse”. Otras pancartas se refieren a la sanidad y a la educación públicas consideradas pilares del estado del bienestar. La gente se ríe y dice “muy buena” a esta: “Copago sanitario, copollas en vinagre”. Un grupo de jóvenes al llegar a Sol se sube a lo alto de un quiosco para extender una pancarta con la leyenda: “Trabajamos para la vida. Una vida sin recortes. Indignados H. La Paz”. Las camisetas verdes se pueden ver durante todo el trayecto luciendo su reivindicación: “Educación pública: para tod@s de tod@s”. Como en otras manifestaciones al llegar a la consejería de Educación se oye: “Esperanza, dimisión”; y, como tantas veces en los últimos tiempos, sea sobre lo que sea la protesta en Madrid: “Espe, Espe, especulación”.
Kilómetro Cero
Como la calle de Alcalá en dirección a la Puerta del Sol va llena, llenísima, los manifestantes pretenden llegar a la emblemática plaza subiendo por Gran Vía o Caballero de Gracia para luego bajar por Montera, Carmen o Preciados. Son rutas por las que se desvía mucha gente aprovechando que el tráfico está cortado y algunas de esas calles son peatonales. Se camina mejor, aunque también está muy concurrido: manifestantes, turistas, consumidores de las tiendas del centro, vendedores callejeros, gente vestida para salir la noche del sábado. Entre las ocho y las ocho y media todos quieren avanzar hacia el Kilómetro Cero, pero es tarea ardua, aun así la gente se empeña en ello. Muchos de los que han entrado, salen con helados, hamburguesas, refrescos. Desde la megafonía se ruega que se sitúen cerca de Ópera y la Calle Mayor que está más despejado; la entrada por Alcalá es un embudo atascado en el que puede haber problemas. Milagro: desde la calle del Carmen una ambulancia del Samur atraviesa Sol entre la multitud.
Alrededor de las nueve de la noche, una mitad de la plaza, la cercana a la calle Mayor y a Arenal, está llena pero es más fácil ir de un lado para otro. En la otra mitad, en la que mira a Alcalá, desplazarse sigue siendo un reto. Los manifestantes jóvenes se han sentado en el suelo ocupando una zona que limita con un lado de la acristalada entrada al tren de cercanías ¾donde se ubica la megafonía¾ y la calzada de Alcalá donde ya trabajan los operarios de limpieza; pero también se extiende la sentada hacia Montera y junto a la estatua de Carlos III, la cual está rodeada por pancartas sobre diversos temas, desde la tragedia del hambre en el mundo hasta la reivindicación de las bibliotecas públicas. Hay gente sentada en las barandillas de la boca del metro, incluso en algunos andamios. La gente conversa en sus corrillos o escucha lo que suena por un micrófono que va cambiando de manos: música, un orador que dice que vamos a hacer un exorcismo a los mercados, alguien que entona una canción protesta compuesta para la ocasión. La noche avanza y las voces se sucederán ante el micrófono. Los jóvenes se quedan.
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jueves, 13 de octubre de 2011

Manifestantes madrileños contra la privatización del agua

“La Plataforma contra la Privatización del Canal y las Asambleas populares de Barrios y Pueblos de Madrid del Movimiento 15 M han convocado esta manifestación, que es la expresión de un rotundo rechazo de los madrileños y madrileñas a la privatización del agua en Madrid”. Así comienza el manifiesto que los convocantes repartieron entre los asistentes a la manifestación y los viandantes el sábado ocho de octubre, a lo largo de un trayecto que comenzó en la calle de Santa Engracia ¾frente a las oficinas del Canal de Isabel II¾ y continuó por Eloy Gonzalo y la glorieta de Quevedo para terminar en la calle de San Bernardo. En dicho texto también se dice: “La venta del 49% del Canal significará que un inmenso patrimonio, pagado por la población madrileña durante más de un siglo y medio, pasará a manos privadas posibilitando la especulación con terrenos y bienes. Es decir, será un simple robo a la ciudadanía”.
Algunos manifestantes habían optado por ponerse camisetas azul celeste, incluso había alguna peluca del mismo color, igual que los globos que llevaban y una tira de tela de un metro de ancha y varios de larga que agitaban en lo alto mientras debajo de ella bailaban. Es el color que refleja el agua y el del logotipo del canal. La marcha también estuvo amenizada por tambores, silbatos y un micrófono. De vez en cuando se veía a algunos manifestantes con botijos. Los cánticos y las pancartas rechazaban ¾como ya viene siendo habitual ¾ la política de privatizaciones y recortes emprendidos por la presidenta del gobierno de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre. En las pancartas grandes se podían leer frases como “No a la privatización del Canal de Isabel II ¡No!” o “Sí al agua pública”; en las pequeñas, más artesanales y originales: “Mójate por tu canal”; “Agua, bien público”; “El agua no es vuestra, es del planeta y sus habitantes”; “No os vais a forrar con el agua del canal”; “Que llueva, que llueva, que Espe se lo lleva”; “Hasta el agua roban al pueblo los populares”; “Espe, privatízate tú, deja de ser pública”; “Aguirre saquea Madrid”; “Amiga de lo ajeno, nos deja en cueros”; “Me tenéis muy jarta”; “Si nos queréis, irse”, al estilo de Lola Flores en la boda de Lolita. Un caballero llevaba sobre sus hombros una silla con un cartel que decía: “Políticos, si nos quitáis el agua os quitamos la silla”. Los manifestantes en sus pancartas indicaban también su procedencia: Getafe, Aluche, Carabanchel, Tetuán, Aravaca, Malasaña; los de Chamberí portaban pancartas verdes en las que ponía: “Árboles sí, golf no”; “Parques sí, golf, no”. En cuanto al vocerío, una buena parte de las consignas se dirigían contra la presidenta del gobierno autonómico; desde el ya tradicional “Espe, Espe, especulación” hasta: “Espe, capulla, el agua no es tuya”; “La llaman Esperanza y no lo es”; “Es una demagoga, eso es”; “Es un a autoritaria, eso es”; “Es una mentirosa, eso es”.
La marcha fue festiva y pacífica con situaciones que no llegaron a ser incidentes sino simples anécdotas. La primera, en la misma calle de Santa Engracia, pues un vecino estaba sentado en un balcón en el que había una bandera de España junto a una bandera falangista (la del yugo y las flechas), esta última totalmente extendida. Los manifestantes al llegar frente al balcón comenzaban a hacer mucho ruido y a pitar con sus silbatos, le señalaban con el dedo mientras gritaban: “Vosotros, fascistas, sois los terroristas”; “Asesinos”; “A ti también te cobran”. El tipo permanecía sentado y, según iba pasando gente y más gente que le voceaba, él agitaba su mano con el dedo pulgar hacia abajo como si se tratase de un emperador en un circo romano. La segunda anécdota ocurrió más avanzada la marcha, en Eloy Gonzalo, donde otro tipo se acercó a una de las pancartas grandes sujetada entre varias personas a las que increpó. Le respondieron con “No a la violencia”; otros manifestantes conversaron con él hasta que se fue.
En la calle de San Bernardo, antes de la glorieta de Ruiz Jiménez, estaban los furgones policiales que marcaban el final del recorrido. Al llegar los manifestantes incrementaron el carácter lúdico de la protesta, tocando más fuerte los tambores, dando aplausos, bailando y volviendo a vocear lo siguiente: “El agua es tuya, defiéndela”; “El agua es vida y no una mercancía”; “Nuestra agua no la vendemos”; “Que no, que no se privatiza”. También se coreaban frases para dar aliento: “La lucha es el único camino”; “De Norte a Sur, de Este a Oeste la lucha sigue, cueste lo que cueste”. Bastantes personas, ubicadas cerca de la cabeza de la manifestación, se sentaron en el suelo para escuchar el discurso de un orador que además de leer el manifiesto aludió a la larga historia del canal en la que ningún gobierno anterior ¾de la república, la dictadura o la democracia¾ lo había privatizado. A las ocho y veinte la concurrencia empezó a dispersarse excepto un grupo que siguió cantando y bailando un poco más. Acabaron con el grito de “Vamos a Sol”.
Se recogen firmas:
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martes, 11 de octubre de 2011

Por el trabajo decente, contra la impunidad del franquismo y corrillos de discusión en la Puerta del Sol

Seis de octubre, se celebra la Jornada Mundial por el Trabajo Decente y para ello los sindicatos CC.OO. y UGT han convocado una manifestación a las siete de la tarde desde la Plaza de la Villa hasta la Puerta del Sol, pero es jueves y, por tanto, colectivos contra la impunidad del franquismo también se manifiestan en el mismo lugar. Además, en la emblemática plaza hay corrillos alrededor de los mariachis, las estatuas vivientes o la gente que conversa en tertulia; y están, como siempre, los turistas, los ociosos, los clientes de los comercios y muchos trabajadores que entran y salen del transporte público en su trasiego diario, todo en medio del calor del verano que todavía dura e invita a la vida en la calle. Por supuesto, no faltan las cámaras profesionales y no profesionales y las del propio móvil para fotografiar los mencionados acontecimientos o lo pintoresco del lugar.
Por el trabajo decente
La manifestación por el trabajo decente comienza tarde, pasadas las siete y media. Arranca la marcha con las furgonetas que llevan las banderas de los sindicatos y los altavoces, luego los líderes sindicales, entre ellos Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez , que encabezan la manifestación sujetando una pancarta con el lema de esta convocatoria: “El trabajo decente no es un privilegio”. En torno a los líderes sindicales hay un cordón de protección en el que participan, enlazando sus manos, personas ataviadas con un chaleco rojo de UGT. En el cuerpo de la manifestación abundan las pegatinas de los sindicatos sobre las camisetas, algunas de las cuales son verdes, de las que reivindican la educación pública. Hay pancartas grandes como la de la Federación de Servicios Financieros y Administrativos en la que se lee: “Empelo, protección social y economía productiva”. La de las Juventudes Comunistas: “Juntos hacia otra huelga general. Contra los recortes y las políticas neoliberales”. También ondea una bandera republicana enorme en la que han prendido un cartel que dice: “Huelga general. Sobran 5.000.000 de razones”. En las pequeñas pancartas, de esas que son un papel pegado a un palo, se exhorta al pueblo pasivo a moverse, se rechazan los recortes, se alude a los banqueros y a la crisis. Ejemplos: “Sin luchar, ni pan ni libertad”; “Al pueblo cobarde, roban de balde”; “Pueblo manso, buen esclavo”; “Pueblo pendón, vota al ladrón”; “Tijeretazo, tijeretazo”; “Recortar, robo legal”; “Recortar a banqueros y al clero”; “La banca, ya, al banquillo”; “Nos mandan a paseo y siguen su saqueo”; “Fuera trampas, no es crisis, es estafa”, “Violencia es cobrar 600 euros”; “Tu botín, mi crisis; “Sin pan, no habrá paz”.
A las ocho y cuarto los manifestantes entran en Sol y se ubican frente al escenario situado a un lado de la estatua de Carlos III montado a caballo. Como fondo de escenario, de nuevo el lema de esta jornada por el trabajo decente al que han añadido: “El empleo y las personas primero”. Una voz femenina, otra masculina y una joven que domina el lenguaje para sordomudos transmiten un manifiesto a todos los allí congregados. Hay gente que se sienta a escuchar o a descansar en el bordillo que rodea las fuentes, no queda un hueco. Algunos sindicalistas pinchan sus banderas en la tierra que cerca la fuente, junto a las flores, pero con cuidado para no tocarlas. El acto acabó antes de las ocho y media.
Solidaridad con las víctimas del franquismo
La manifestación por el trabajo decente es sucedida por la de la memoria histórica. Si en la primera la edad de los asistentes es variada, en la segunda predomina la gente mayor. Daban vueltas por la plaza de la Puerta del Sol y en cabeza una pancarta roja: “Contra la impunidad. Solidaridad con las víctimas del franquismo”. El resto de manifestantes portaban fotos de los fallecidos, entre ellas las de Antonio Machado, Federico García Lorca y Miguel Hernández con la leyenda “Nunca más”. También llevaban la bandera republicana, claro. Sus consignas a través del altavoz: “Verdad, justicia, reparación”; “Tenemos memoria, queremos justicia”; “Hay que juzgar al franquismo criminal”; “Los crímenes del franquismo no prescriben”. Mirando hacia lo que actualmente es la sede del gobierno autonómico ¾el edificio del reloj¾ los manifestantes coreaban: “En esa casa se asesinaba, en esa casa se torturaba y ahora es la cueva del PP”. A las nueve de la noche el grupo se detiene, como antes lo hiciera el otro, junto al caballo con el rey ilustrado; éstos, sin escenario, comienzan su conferencia. Los curiosos se acercan, ahora los jóvenes escuchan a los mayores con un silencio sumamente respetuoso. Un orador rememora la vida de una camarada recientemente fallecida, la cual luchó contra el franquismo que la detuvo y la torturó. Otro orador recuerda la historia de la enseñanza pública durante la II República, las vicisitudes padecidas por los maestros durante la dictadura y, finalmente, su discurso viene a los tiempos presentes para denunciar el desmantelamiento del estado del bienestar. Concluye diciendo que se está volviendo para detrás; cosecha aplausos. Después se procede a guardar un minuto de silencio, que los manifestantes mayores realizan con el puño en alto y los jóvenes, en puro silencio y quietud. Inmediatamente, como un ritual, los mayores gritaron: “¡Viva la República!”. Los del corrillo: “¡Viva!” El acto terminó con la recogida de firmas para poner una placa donde se ubicó la Dirección General de Seguridad.
Tertulia en la plaza
Al mismo tiempo que los de la memoria histórica celebran su acto de los jueves, a un lado de esa especie de bóveda o cúpula acristalada que da entrada al tren de cercanías, hay otro corrillo de gente de diversas edades que debaten pasándose un micrófono. Unos escuchan sentados en el suelo, otros, de pie. Por turno toman la palabra. Una señora habla del capitalismo, un señor dice que manda la ultraderecha, un joven cuestiona el actual sistema democrático, otro le contesta que el poder es inevitable. Los conceptos cada vez son más abstractos, parece que filosofan. Poco más allá de este corrillo, mirando hacia la calle de Alcalá, hay otro que escucha a un solo hombre que escribe y dibuja con rotulador sobre una pizarra; éste habla de Cristo.
Son más de las nueve de la noche y casi todo acaece al mismo tiempo o inmediatamente después. Las estatuas vivientes se toman un descanso pero no se van. Los que están disfrazados de personajes infantiles parece que acaban su jornada. Bob Esponja se quita eso, la esponja, y se queda con los zapatones negros mientras charla con alguien. Dos muñecos¾uno azul y otro rojo¾, similares a los monstruos de las galletas de Barrio Sésamo, se relajan y también conversan. Un león de terciopelo brillante bebe agua de una botella y come un bocadillo. Sol seguía siendo un imán para los transeúntes, un hervidero a fuego lento cuando entraba la noche.
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