martes, 19 de febrero de 2013

16-F. En la manifestación de Madrid contra los desahucios se acusa a políticos y banqueros

El pasado día 12 el Congreso de los Diputados aceptó debatir la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) sobre desahucios, ¾ la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) ha recogido casi un millón y medio de firmas para apoyarla¾ que contempla, entre otras medidas, una moratoria para los desahucios, la dación en pago retroactiva y la ampliación del parque de viviendas de alquiler social; a pesar de este pequeño logro, las convocatorias de manifestación bajo el lema “Por el derecho a la vivienda y contra el genocidio financiero” se mantuvieron en diversas ciudades para el sábado 16 de febrero. Los medios de comunicación al informar sobre la marcha de Madrid han resaltado por encima de todo los abucheos recibidos por los socialistas Beatriz Talegón, secretaria general de la Unión Internacional de Juventudes Socialistas, y Juan Fernando López Aguilar, eurodiputado y exministro de Justicia, pero no han destacado apenas las características de la protesta, como el ambiente no precisamente festivo y el discurso acusador de pancartas y consignas. La mayor parte de las acusaciones ¾algunas de extrema gravedad¾ se dirigían a los banqueros, al Gobierno de Rajoy y al Partido Popular. También fueron objeto de reproches la monarquía y el clero. En esta protesta, como en otras que se vienen sucediendo desde que el 15M y otros colectivos comenzaron las movilizaciones contra la gran estafa llamada “crisis”, se gritó “Que no nos representan”, “El pueblo unido funciona sin partidos” y “PSOE, PP, la misma mierda es”; consignas con las que los asistentes muestran su rechazo a los políticos en general. En este contexto y sumidos en un ambiente serio y contenido hubo personas que no toleraron que los políticos de la supuesta izquierda socialista acudiesen para salir en la foto y ganar protagonismo. Talegón ha sido crítica con los socialistas, pero a algunos congregados esto no les debió parecer suficiente. No es la única vez que ha habido abucheos para famosos políticos socialistas, incluso los ha habido para personas anónimas que portaban el banderín del PSOE. Se trata de incidentes provocados por unos pocos manifestantes y sofocados por otros que no dudan en vocear “Respeto, respeto”. Cuando los increpados son desconocidos afiliados de base las aguas vuelven pronto a su cauce, pero si se trata de dirigentes socialistas la bronca se agrava, como en este caso, que los abucheados abandonaron la protesta con protección policial.
Del lateral derecho a los carriles centrales
La marcha salió a las seis de la tarde desde la plaza de Colón hacia la Puerta del Sol pasando por Cibeles. En un principio quedó confinada en el lateral derecho ¾si se baja¾ del paseo de Recoletos. Los manifestantes, los fotógrafos, los camarógrafos y los periodistas se movían apretujados en una pequeña acera y dos carriles cercados, a la derecha, por edificios y, a la izquierda, por los setos y las zonas ajardinadas del paseo. La estrechez producía una sensación claustrofóbica. Los agentes de la Policía Nacional se distribuyeron a lo largo del paseo para hacer barrera e impedir que se cortase el tráfico en los carriles centrales, pero, según avanzaban los minutos, iba llegando más gente y era obvio que en el lateral derecho no se cabía ni las grandes pancartas se podían desplegar. En cabeza iba una que decía: “Sí se puede. Stop desahucios. 574 desahucios parados”. Mientras la marcha se decidía a salir un hombre se colocó junto a la estatua de Valle Inclán y repetidamente voceaba: “¡Don Ramón, qué esperpento de país!”, los que estaban cerca aplaudían. La marcha arrancó al grito de “Sí se puede” y cuando alcanzó el primer cruce se desvió del lateral derecho, atravesó el paseo y ocupó los carriles centrales por donde aún circulaban vehículos. La policía no tuvo más remedio que cortar el tráfico rodado pues los carriles centrales iban repletos de caminantes. Las grandes pancartas, por fin, se pudieron extender: “Paralización total desahucios. No a la Ley Hipotecaria. Ni casas sin gente, ni gente sin casas”; “No más muertos por la codicia de políticos y banqueros.15M Vallekas. Stop desahucios”; “Hasta las tetas de la hipotecas. Asamblea Transmaricabollo 15M”; “Nos han robado por encima de nuestras posibilidades. PAH 1, Bancos 0”; “Derecho a la vivienda. Stop desahucios. Políticos y banqueros ¡Crimen! La ILP no se negocia”. También desfilaron los afectados por las preferentes de Bankia ataviados de verde. Entre las banderas y pancartas estaban las de los Yay@flautas, las asambleas populares del 15M, ADICAE, Corriente Roja, Equo, los acampados de Celenque y los que reclaman la III República.
Reivindicaciones y acusaciones
La manifestación, aparte de los incidentes con los dirigentes socialistas, fue tranquila pero no de carácter lúdico, no había cabida para muchas risas ni diversión: poco baile y pocas orquestinas, sí tambores dispersos; mínimas parodias o representaciones teatrales. El lenguaje fue directo, acusador; el tono de la lucha serio, firme, quizá triste, conteniendo la rabia y echando a un lado el dolor. Con los mensajes coreados y exhibidos en esta protesta se pueden hacer tres grupos: las reivindicaciones, las acusaciones y el simbolismo radical. Los mensajes reivindicativos coinciden en su mayoría con lo contemplado en la ILP, por ejemplo: “Dación en pago y alquiler social” (voz); “No toleramos ni un desahucio más” (voz); “La ILP no se toca, se defiende “(voz); “Derecho a techo” (pancarta); “No más familias en la calle” (pancarta). Entre las acusaciones lanzadas contra gobernantes, políticos y banqueros había unas que mencionaban el robo y la corrupción y otras que aludían a crímenes que implican muerte. El léxico empleado era duro, severo, sin vocablos que sirvan para atenuar: “Gobierno, dimisión, por corrupto y por ladrón”; “Rajoy y Cospedal a Soto del Real”; “Son asesinos, no son banqueros”; “Ladrones”; “No son suicidios, son asesinatos”; “No son suicidios, son homicidios”; “Rato, ratero, devuélveme el dinero”; “Tenemos la solución, los banqueros a prisión”; “Nuestro dinero lo tiene el tesorero”; “Pueblo de Madrid, movilízate, a estos sinvergüenzas párales los pies”; (estos ejemplos fueron dichos a plena voz). El último grupo de mensajes se caracteriza por un simbolismo que apela a la lucha radical, es decir, unos cánticos y un lenguaje oral que evocaba una tradición de lucha con violencia: “A la guillotina, en rodajas el chorizo está mejor”; “Guillotina, oé”; “A las barricadas”; “Si esto no se arregla, guerra, guerra, guerra”. También se voceó: “Desobediencia”; “Sí, sí, unidad y al gobierno derrocar”.
Dos trayectos, un destino: Sol
La marcha desde Cibeles avanzaba hacia Sol por todos los carriles de la calle de Alcalá. Los que iban en la parte delantera llegaron a Sol a través de esta última calle, pero otro gran número de participantes no hizo el mismo recorrido, sino que se subió por la Gran Vía, atravesó Callao y siguió por Preciados hasta desembocar en Sol. Por La Gran Vía los manifestantes reforzaban sus cánticos mientras los transeúntes y los turistas les observaban y hacían fotografías. Los de la protesta les llamaban a la participación con las consignas “No nos mires, únete” y “A ti que estás mirando, también te están robando”. Un grupo de personas mayores dulcemente les animaba: “Estás invitado, camina a nuestro lado”. Por Callao y Preciados la marcha se mezclaba con los viandantes que habían ido de compras al centro, los adolescentes que habían quedado para pasar la tarde del sábado, los manteros que llevaban mercancía colgando del hombro y las personas que duermen en los umbrales de puertas entre mantas sucias y cartones. A través de este incesante trasiego humano la marcha se va adentrando en Sol y, de nuevo, suenan los silbatos y la frase emblema: “Sí se puede”. Una vez que todos los caminantes han llegado a la plaza, la marcha se disuelve y sus integrantes se dispersan hacia distintos puntos de congregación. Los hay que se van hacia el Congreso y lo anuncian por sus altavoces; otros se agolpan en torno a la estatua de “el caballo” (Carlos III) para leer las pancartas que otros previamente allí han colocado. En una pequeña pone “Pueblo de ovejas engendra Gobierno de lobos”; otra más grande y más fotografiada por los presentes dice: “Artículo 143.1 Código Penal: “El que induzca al suicidio de otro será castigado con la pena de prisión de cuatro a ocho años”. Donde más gente hay es a un lado de la cúpula acristalada del tren de Cercanías, lugar en el que suelen hacer asambleas los del 15M. En la cúpula han colocado una de las grandes pancartas de la manifestación y a sus pies está ofreciendo una actuación la SolFónica. Con tono coral y la música de Guantanamera cantan “González ¿quién te ha votado?”. Son algo más de las ocho y van a acabar el acto entonando Santa Bárbara Bendita (himno de los mineros), lo que hace aumentar el número de espectadores, y una versión indignada de de Los cuatro muleros cuyo estribillo dice: “De la Puerta del Sol (3 veces) / mamita mía/ nadie se marcha (2) Las gentes indignadas (3 veces)/ mamita mía / ¡qué bien te guardan! (2)”
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miércoles, 6 de febrero de 2013

Asamblea de Profesionales de Cerrajería de Pamplona, Matrícula de Honor en solidaridad

Hay quien considera que las manifestaciones, las huelgas, las acampadas y los encierros son formas de acción que no sirven para nada, incluso llegan a decir que hace falta más imaginación a la hora de actuar e influir en los poderosos (gobernantes, banqueros, empresarios), pero, luego, no proponen ninguna idea nueva y más eficaz que las anteriores u otras conocidas, siempre dentro de las formas de acción no violentas, claro está. Sin embargo, no solo se necesita imaginación para actuar, también hace falta determinación, valentía y coraje, además de dignidad, mucha dignidad. Eso es lo que tienen en la Asamblea de Profesionales de Cerrajería de Pamplona que, según informó el 29 de diciembre de 2012 Elpais.com rechazan cambiar las cerraduras en los desahucios. (Ver: “Los cerrajeros boicotean los desalojos). Esta decisión sencilla pero tajante se ha tomado a través de la rutina democrática de la asociación: en una reunión como único punto del orden del día “se aprobó por unanimidad”. Añade Elpais.com: “Las 15 empresas de cerrajería que trabajan en el área urbana de la ciudad lo tuvieron claro debido a la experiencia vivida los últimos años, en los que se ha pasado de un desahucio al mes a una media de tres semanales”.
Los cerrajeros de Pamplona simple y llanamente se han plantado ante una situación inhumana y cruel. Desde Elpais.com destacan las palabras del portavoz de la Asamblea, Iker de Carlos, un hombre muy joven que dice: “Sabemos que no vamos a comenzar una revolución, pero queremos que sirva como mecha para que la sociedad navarra se plantee cómo solucionar una situación injusta”. Evidentemente, ellos solos no pueden hacer una revolución, pero sí es cierto que pueden encender la mecha porque, en estos momentos, son las personas anónimas y organizadas en grupos de la sociedad civil las únicas que están custodiando y portando la antorcha de la decencia contra esa infamia llamada “crisis económica”. Son estos cerrajeros navarros los que pueden llevar la cabeza bien alta debido a que han hecho algo más que un gesto: han enfrentado su solidaridad y generosidad con la usura y la codicia de otros, y en ello pierden dinero porque prefieren a las personas. Ha de saberse que “este tipo de trabajos ha llegado a suponer algo más del 10 % de la facturación”, y que “es una labor que está mejor pagada que las que se realizan habitualmente”, tal y como se explica en la mencionada noticia. Por cierto, una información que por la categoría moral de sus protagonistas debería haber aparecido a cuatro columnas en la portada de todos los periódicos nacionales, sí, esos mismos que prefieren destacar en tal espacio lo que hacen personajes con mucho poder pero, que si tuvieran un ápice de vergüenza, no se atreverían a mirar a estos cerrajeros a los ojos.
En los desahucios, esas situaciones tan terribles en las que se echa a la gente de sus casas para que se las queden los bancos y que han llevado a algunas personas al suicidio, intervienen diversos profesionales, pero solo los cerrajeros se han plantado de forma contundente, por lo que solo ellos son dignos de Matrícula de Honor. Hay, en cambio, otros profesionales, funcionarios ellos ¾con sueldo garantizado¾, que son muy poco apreciados en los desalojos, tan poco que se merecen un cero; en realidad, habría que calificarlos con un número negativo, por ejemplo un -10, porque en lugar de sumar, restan. Acuden a los desahucios con casco, escudo y armas, no dudan en empujar a los ancianos que simplemente observan la situación o en llevarse detenidos a los vecinos que han ido a mostrar su solidaridad con los afectados. No vale la pena hablar más de estos últimos porque, aunque al fin y al cabo en los dos grupos aludidos hay trabajadores, no todos tienen la misma actitud al obrar. Unos pueden imponer autoridad con golpes, porrazos y detenciones hasta llegar a la humillación, pero esos han perdido definitivamente la admiración y el respeto que podamos llegar a sentir por el digno plante de los cerrajeros de Pamplona.
Con gente como los cerrajeros de Pamplona “Sí se puede”. Muchas gracias.