jueves, 27 de septiembre de 2012

25-S. Pidiendo democracia y huyendo de la policía como en la dictadura

La tarde era gris, de otoño y hacía algo de frío en Madrid para ser 25 de septiembre. Las personas que se concentraron en la plaza de Cánovas del Castillo ¾conocida como Neptuno por hallarse allí una fuente en honor del dios romano de las aguas¾, mirando a la Carrera de San Jerónimo ¾donde se ubica el Congreso de los Diputados¾, vestían ropas de abrigo (botas, cazadoras, bufandas) mezcladas aún con algunas prendas veraniegas (bermudas, camisetas de manga corta, sandalias). Algunos asistentes llevaban chubasquero, incluso paraguas, porque parecía que iba a llover. Iban pertrechados para las inclemencias climáticas de este puntual otoño, pero no llevaron nada para defenderse de la violencia policial. Los golpes, patadas y porrazos incidían directamente sobre sus cuerpos. La solidaridad y el arrojo de otros manifestantes que tiraban de ellos para arrancarlos de los brazos policiales evitaron que la escabechina fuese mayor. En este 25 de septiembre los ciudadanos que se concentraron mirando, aunque de lejos, al Congreso de los Diputados ¾institución donde supuestamente están los representantes del pueblo español¾ para exigir más democracia fueron brutalmente golpeados y tratados como súbditos, ganado o esclavos. La feroz actuación policial y las reacciones del gobierno del Partido Popular alabándola corroboran lo que los manifestantes sostienen: la supuesta democracia española de 2012 se comporta como una virulenta dictadura que no solo empobrece a su población, sino que también la reprime y vapulea.
“De tanto chorizo como hay, ha ‘venío’ el ‘perrío’”
La marcha desde Cibeles a Neptuno estaba convocada a las cinco y media; un recorrido muy corto a una hora muy temprana, así que la gente seguía bajando por el Paseo del Prado independientemente de la manifestación y de la hora. A las seis lo hacían principalmente por el bulevar y los carriles de bajada; por los de subida todavía rodaba el tráfico. En Neptuno los congregados se hallaban junto a las vallas azules que han puesto en la confluencia de la plaza con la Carrera de San Jerónimo. Después de esta masa humana “compacta” pegada a las vallas había más asistentes, algo más dispersos, por lo plaza de Cánovas del Castillo, tanto a un lado como a otro de la fuente del dios romano. Al norte de la fuente se ubicaban las unidades móviles de los medios audiovisuales, unos andamios y una grúa para captar buenas imágenes desde lo alto. Entre este equipamiento mediático y las zonas ajardinadas más cercanas a la fuente habían colocado unas vallas grises, parecía que para protegerlo, aunque los manifestantes se ubicaban muy próximos a las unidades móviles o, incluso, entre ellas. La fuente de Neptuno, de la cual en todo momento brotaba agua, estaba rodeada completamente por unas vallas de color granate. Se veían policías de pie tras las vallas azules que impedían el acceso a la Carrera de San Jerónimo. También había furgones de la Policía Nacional y agentes de pie en los carriles de bajada del Paseo del Prado y en torno a la fuente del dios del mar¾varias lecheras en dos filas por arriba de la fuente y varias lecheras en dos filas por abajo¾. Estos policías apostados junto a las lecheras que sitiaban la fuente llevaban el casco puesto. Había también un vehículo de la Policía Municipal mirando al poco tráfico que aún subía por el Paseo del Prado. El despliegue policial era asombroso y la gente lo comentaba en los corrillos. Habían visto también parejas de la Policía Nacional en las estaciones del tren de Cercanías o cerca del Ayuntamiento. Un hombre en tono castizo y jocoso, alzando la voz para que lo oigan más allá de su corrillo, suelta esto: “De tanto chorizo como hay, ha ‘venío’ el ‘perrío’”. A las siete menos veinte el tráfico de vehículos está ya cortado también en los carriles de subida del Paseo del Prado. Cada vez había más gente: el goteo de manifestantes no cesó hasta las nueve de la noche. Al principio los congregados eran de edades variadas: desde bebés hasta ancianos, aunque podría decirse que predominaba la gente de mediana edad. Con el paso de las horas ya no se veía público infantil, pero se añadieron muchísimos jóvenes.
Pequeñas banderas rojas o negras sin siglas, sin nada
Como en toda protesta los asistentes portaron banderas y pancartas, además de vocear sus consignas. En esta concentración ondearon varias banderas republicanas y los llegados de otras comunidades enarbolaron su respectiva bandera, como la de Aragón y la de Andalucía. También se pudo ver una bandera arcoíris y otra con la imagen del Che y su lema “Hasta la victoria siempre”. En la parte sur de la glorieta ondearon las banderolas con las siglas CNT/AIT. Sobre la cabeza de un pequeño grupo situado frente a la Carrera de San Jerónimo se veían unas banderas del tamaño de una servilleta, de un solo color, o rojo o negro, y sin siglas o emblema que identificase a algún colectivo. La tela estaba pegada a un mástil que parecía de madera. El número de ellas podría estar entre diez y quince. En cuanto a las pancartas, la mayor parte de ellas hacían alusión a la democracia y a los políticos, las referidas a los recortes del estado del bienestar eran las menos. Pancartas tan escuetas como “No” o “Así, no!” estaban junto a otras también muy breves pero más significativas, por ejemplo, en torno a la democracia: “Abrir un proceso constituyente!”; “Rescatar la democracia”; “Soberanía popular, ya!”; “Democracia económica”; “Libertad de expresión!”; “Antidemocrático golpe de estado, golpear al ciudadano”; “We demand democracy”; “Democracia de verdad”. Respecto a los políticos: “Dejadles salir, tienen que dimitir”; “Políticos, culpables!”; “”Políticos corruptos, sistema podrido”; No nos da para sogas, el que lleve una que levante la mano” ( frase acompañada con el dibujo de una horca con soga); “Aplastemos al Gobierno. No paguemos su deuda. En lucha. Anticapitalismo y revolución” (con el dibujo de un martillo sobre las siglas del PP).
Las consignas voceadas antes de los primeros incidentes con la policía fueron varias veces repetidas pero limitadas: “Dimisión”; “Fuera”; “Que no, que no, que no nos representan”; “Oé, oé, oé lo llaman democracia y no lo es”. La masa apenas cantaba; el ambiente no era festivo, sino de expectación. No obstante, algunos grupos aislados intentaron divertir a la concurrencia. Por ejemplo, cuando pasaba el helicóptero sobre sus cabezas coreaban: “Ito, ito, ito, que se caiga el pajarito”; “Eso, eso, eso, que se caiga en el Congreso”. Un grupito de mujeres con altavoz iban cantando (con la música de “Obí, obá, cada día te quiero más”): “Botín, Rajoy, cada día me roba más…” También sacó unas risas al personal la charla de un hombre que logró ubicarse con una furgoneta en un carril de subida del Paseo del Prado; llevaba megáfono y un cartel sobre el vehículo que entre otras cosas decía: “Atropellado por la justicia alemana, francesa y española”. En otro grupo una mujer joven con altavoz pronunciaba un discurso ecologista. Así transcurría el tiempo, de corro en corro, con gente moviéndose de aquí para allá, hasta que a las siete de la tarde suena un estruendo de silbatos, carracas y gritos. Se oye “Hijos de puta” y “Esto nos pasa con un Gobierno facha”; después, muy fuerte por toda la plaza: “¡Gobierno, dimisión!”. Desde el fondo de la plaza una ambulancia del Samur se abre paso entre la muchedumbre, todo hace pensar que lleva heridos.
Primera avalancha. “¡Parad, parad, que no pasa nada!”
A las siete y diez llega a Neptuno una marcha con la siguiente pancarta en cabecera: “Que se vayan todos”. No se detiene en la plaza sino que continúa hacia abajo; la mayoría de la gente no se une a ellos. Al contrario, los participantes en la concentración cogen sitio en la plaza de Cánovas del Castillo y ya son tantos que la rebasan. Esto hace que haya gente apostada en la acera donde está el Museo del Prado, en la acera donde está el Hotel Ritz y por Felipe IV arriba, que es la calle que separa a ambos insignes edificios. Los manifestantes del norte de Neptuno aguardan sentados en los bancos y el césped del bulevar o, de pie, cerca del palacio de Villahermosa, donde hay una ristra de furgones policiales. Al sur de la fuente, en el bulevar hay dos puestos de banderas y suvenires y más adentro se halla gente descansando bajo la oscuridad de la arboleda. Algunos aprovechan para merendar; otros, hasta para orinar, como dos individuos que lo hicieron de cara a los setos. Un joven sobre una bandera larga y estrecha que está en el suelo escribe: “Mariano, hijo puta. Policía asesina”. En estos carriles de bajada al sur de Neptuno no se ven lecheras de la policía cerca y los congregados charlan relajados en diferentes grupos. Sin embargo, a las ocho la gente se desplaza hacia la derecha, hacia los carriles de subida, chillando: “¡Hijos de puta!”. Sube un furgón policial y la gente continúa voceando: “¡Menos policía, más educación!”. Ya en la plaza se produce una avalancha: la gente corre hacia abajo por los carriles de subida del Paseo del Prado. Un hombre de frente a los que corren ordena a gritos: “¡Parad, parad, que no pasa nada!”. La turba cesa. Ahora también hay lecheras en los carriles de subida del Paseo del Prado, por encima de Neptuno, de ahí que la gente huyese hacia abajo. Se está haciendo de noche y se encienden las farolas. De las sirenas de las lecheras también sale la típica luz de color azul. Los manifestantes vuelven a sus corrillos y comentan los incidentes, lo que han visto, lo que les han contado, que si “una chica con toda la espalda roja”. Son las ocho y cuarto y la tensa espera es de nuevo interrumpida por la marcha que antes bajó por el paseo y ahora regresa; dicen: “Nos movemos”; “Eo, eo, vamos de paseo”. Otro grupo más ameniza la tarde, pero estos son realmente llamativos: van vestidos con harapos mugrientos de pies a cabeza y cantan “Yo soy español, español, español”.
Segunda y tercera avalancha. “Papá, ¿dónde estás, papá?”
A las nueve menos cuarto un buen número de asistentes enlazan sus manos formando una cadena humana. Salen desde el interior de la plaza hacia arriba, por un carril de subida del Paseo del Prado. La cadena se extiende y se extiende mientras sus integrantes corean: “Eso, eso, eso, rodeamos el Congreso”; “El próximo parado que sea un diputado”, “Sí se puede”. La cadena se estira y desde ella algunos pueden mirar casi cara a cara a los antidisturbios que están de pie junto a las lecheras ubicadas en estos carriles de subida. Gritan: “¡No nos mires, únete!”; “¡Échale cojones, que nos faltan eslabones!”. Los policías llevan puesto el casco y algunos llevan escudo. Uno de los furgones policiales hace maniobras para subir hacia arriba. Mientras las realiza da marcha atrás hasta casi rozar a los integrantes de la cadena. Gira y sube. Hay profesionales y manifestantes que lo están grabando y fotografiando. La cadena se suelta y aplaude. Desde el interior de la plaza se oyen petardos o disparos, sea lo que sea, la gente por todas partes vuelve a decir “Dimisión” y “El pueblo unido jamás será vencido”. Aumenta el ruido y con él viene la segunda avalancha. Una chica desde su megáfono suplica: “¡No corráis, que somos muchos!”. La multitud se calma, pero solo unos segundos. Llega la tercera avalancha y la gente corre más deprisa y durante más tiempo. Huyen por todas partes. Un lugar despejado de furgones policiales es la calle Felipe IV. Son las nueve de la noche y desde esta calle se escuchan perfectamente los disparos. Una mujer exclama: “¡Están cargando!”. Los huidos por Felipe IV se paran, se dan la vuelta mirando a Neptuno y aguardan acontecimientos. Pero pocos segundos después la turba se mueve y hay que seguir corriendo hacia arriba. Otra vez se paran, se dan la vuelta y oyen un rumor: “El pueblo unido jamás será vencido”. Los allí parados se unen y lo vocean también. Después, otra voz se aproxima y los allí parados de nuevo contribuyen a propagarla: “Hijos de puta, hijos de puta…” Desde un hotel los curiosos salen a la puerta. La calma no dura nada, no hay lugar para contemplaciones, hay que seguir corriendo. Un chaval avisa: “¡Por la izquierda hay policía!”. La gente que va para un lado se cruza con la que va para otro. La confusión y el pánico son tremendos. Una muchacha corre mirando para detrás: “Papá ¿dónde estás, papá?” La mayor parte de los huidos entran por la derecha en la calle Ruiz de Alarcón; al poco tiempo dejan de correr y van caminando. Pero el reposo es muy breve, viene gente corriendo y los que pasean se ponen nerviosos y corren también. Los huidos se acaban dispersando por los callejones. Al cabo de un rato muchos de ellos se reencuentran en Alfonso XII, calle ya límite con el Retiro. Por el móvil dan noticias de cómo se encuentran. A lo lejos se siguen oyendo las cargas policiales. Una chica se ha puesto la bandera republicana a modo de bufanda; hace algo de frío. Algunos nos dirigimos a la estación de Atocha para coger el tren de Cercanías y regresar a casa. No imaginábamos que en aquel vestíbulo y en aquellos andenes más tarde se desataría la locura. ¿Cómo pudieron todos aquellos policías perder de aquel modo la cabeza? Bueno, tampoco fue tan raro, llevaban haciéndolo toda la noche con la complacencia ¾hasta el aplauso¾ de sus jefes.
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jueves, 20 de septiembre de 2012

15-S, desde Atocha a Colón se pide huelga general

La mañana del sábado quince de septiembre la glorieta de Atocha estaba cortada al tráfico y semirodeada de autocares y furgones de la Policía Nacional. Todo hacía pensar que aquellos autocares eran solo una parte de los que habían llegado a la capital desde diferentes lugares de España con manifestantes para participar en las distintas marchas que se harían sobre Madrid hasta llegar al punto de encuentro: la plaza de Colón. Allí tuvo lugar una gran concentración a las doce del mediodía convocada por la Cumbre Social, agrupación de varias entidades sociales impulsada el pasado mes de julio por los sindicatos CC OO y UGT. Desde Atocha, pasando por Neptuno, hacia Colón pasó la marcha del sur con personas procedentes de Andalucía, Castilla‑La Mancha y Extremadura. En Colón también confluyeron las mareas temáticas o de colores que partieron de diferentes lugares de la ciudad, por ejemplo: la marea verde de la educación pública que salió desde el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte; la marea blanca de la sanidad pública, desde el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualad. Pero no solo eso, a estas movilizaciones acabaron sumándose más colectivos a pesar de sus reticencias iniciales y el rechazo a la política de pactos de las centrales sindicales CC OO y UGT. Es decir, también partieron desde la glorieta de Atocha y sus aledaños el 15‑M¾como Bloque crítico¾, la Confederación General del Trabajo (CGT), Izquierda Anticapitalista y los colectivos agrupados en la plataforma Hay Que Parales Los Pies (HQPLP). Así pues, la marcha Atocha‑Colón estuvo poblada por colectivos variados y algunos discrepantes con los sindicatos mayoritarios, de modo que, mientras en Colón los líderes sindicales Toxo y Méndez exigían un referéndum sobre los recortes al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, los colectivos de Atocha‑Colón pedían la convocatoria de una huelga general para acabar con el gobierno del PP. La CGT concretó aún más y en sus pancartas convoca huelga general para el 31 de octubre. Las marchas transcurrieron en un ambiente lúdico, en un día espléndido de fin de verano, un día de excursión, de reencuentro y fiesta de la clase obrera que, sin embargo, enviaba dos mensajes claros: 1) somos muchos los sectores afectados por los recortes y los colectivos sindicales y sociales que están en lucha; 2) estamos preparados para el frío y duro invierno de fascismo democrático o democracia fascista o el engendro que sea esto desde donde se nos oprime y amenaza.
11:15 Atocha
Al entrar al Paseo del Prado, desde Atocha, lo primero que se ve en lo alto es la pancarta con el lema de la convocatoria y las siglas CC OO y UGT: “Quieren arruinar el país. Hay que impedirlo. Bienvenidos a Madrid. ¡Vamos!” En la cuesta de Claudio Moyano están situados los de la CGT con las pancartas estiradas en lo alto o preparándolas sobre el suelo. En los carriles de la derecha del Paseo del Prado desfilan ya diversas secciones de la CGT tal y como indican las pancartas que portan: “Por un ferrocarril público y social. Privatización No”; “En defensa del correo público y los derechos laborales”; “La sanidad pública es un derecho y no un privilegio”. En estos carriles amplios de la derecha también están los manifestantes de las distintas asambleas populares del 15‑M, como la de Alco‑Sanse o la de Alpedrete, los mayores del 15‑M y otros que llevan una pancarta con la leyenda “Bloque Crítico. Cagüentó. No a los recortes”. También desfilan grupos concretos como los trabajadores de Makro. Otro grupo está integrado por un tío Gilito que baila rodeado de niños al son de una orquestilla de músicos vestidos de negro con sombrero, también negro, de cuya cinta blanca sale un billete de dólar. Les siguen las camisetas naranjas que reivindican servicios sociales para todos y todas. En estos mismos carriles del lado derecho avanzan los grupos de HQPLP: Corriente Roja, Izquierda Anticapitalista, Coordinadora Sindical de Madrid, Co.bas, Comité de empresa UPS Vallecas, etc. Por estos carriles se avanza despacio, así que los que quieren atajar caminan por las aceras, el bulevar o los carriles de la izquierda. Por estos últimos suben muchos andaluces, con sus banderas al aire o estampadas en camisetas rojas, los castellano‑manchegos y los extremeños. Muchos de ellos llevan las banderolas de CC OO, UGT, IU, aunque las que más abundan son las del sindicato andaluz USTEA. En estos carriles izquierdos también ha dejado su huella la marea blanca que ha partido del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad situado en el Paseo del Prado 18. Así queda el panorama: los carriles izquierdos suponen un atajo, pero los derechos, que están abarrotados, son los más animados y divertidos. En ellos los diferentes grupos van cantando las consignas maduradas durante este largo año de protestas. Llevan camiones y furgonetas con los equipos de sonido y junto a ellos, los animadores con micrófono o altavoz en mano.
12:00 Cibeles
Al mediodía la riada humana procedente del Paseo del Prado bordea la glorieta de Cibeles. Como siempre al llegar frente a la sede del Ayuntamiento se vocea “Ahí está la cueva de Alí Babá” y “La Botella al contenedor”, o se canta con la música de Guantanamera “Botella, ¿quién te ha votado?” El palacio está custodiado por policías municipales. En la orilla derecha de la fuente de la Cibeles pasan las banderolas alargadas de la Confederación Intersindical, los agentes forestales ataviados con cascos, La Comuna de Presxs del Franquismo, las Juventudes Comunistas y el PCE. Se ven banderas de Asturias y Euskadi, lo que pone de manifiesto que ya ha llegado la marcha que entró por el norte, desde Gregorio Marañón por Castellana hasta Colón. Desde el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, calle de Alcalá 34, ha salido la marea verde, pero también la Coordinadora de Organizaciones de Trabajadores del Espectáculo, que hace entrada en Cibeles por la izquierda con una gran pancarta que lleva su nombre y tras ellos, otra que pide “Huelga general”. Cerca hay una pancarta de USTEA en la que se lee: “La educación no se toca, contra los recortes”. Desde el camión de la CGT van cantando “Qué pena me da, la madre de Rajoy no pudo abortar; qué pena me dio, el padre de Rajoy no usó condón”; y de repente hacen un aviso: “¡Vamos a Colón!” Es importante porque muchos colectivos madrileños suelen acabar sus protestas en la Puerta del Sol, para ello van hacia la izquierda, por la calle de Alcalá. Ahora es muy difícil porque chocarían con los que llegan desde el Ministerio de Educación, pero además parece que han decidido sumarse al trayecto del resto de grupos que desemboca en la gran explanada de Colón. Por tanto, estos colectivos intentan continuar por los carriles centrales del Paseo de Recoletos. Con ellos también suben Ecologistas en Acción, la Federación de Trabajadores de las Administraciones Públicas y los que llevan una pancarta que pone: “Cuenca dice No al cementerio nuclear”. Pero esto es solo una muestra porque por delante ya han pasado muchos más.
13:00 Recoletos
El Paseo de Recoletos tiene carriles centrales de subida y de bajada; a la izquierda, un bulevar y después más carriles laterales de bajada; a la derecha, hay algo parecido a un parterre o zona ajardinada por la que habitualmente no se pasea y carriles laterales de subida. El grueso de la marcha sube por los carriles centrales hacia Colón, mientras que por los carriles laterales tanto de la derecha como de la izquierda bajan los que ya han llegado a Colón y se acaban retirando, sobre todo los que visten camisetas y portan banderas de CC OO y UGT. Por el bulevar hay de todo, gente que sube, gente que baja y gente que descansa a la sombra. También es lugar para el humor cuando un hombre disfrazado de Juan Carlos I, con su tarje militar caqui, su banda, sus medallas, sus gafas de sol y su mano enfundada en guante blanco va saludando a la concurrencia. El parecido con el monarca es tan asombroso que muchos se quieren fotografiar con él. Desde el parterre o zona ajardinada de la derecha se mira al centro de la marcha, que va repleto y muy animado, pero sobre el césped también se descansa y almuerza. Bajos los árboles hay jóvenes parejas que dan de comer el puré a sus bebés, aunque los adultos también tienen hambre pues unos están comiendo bocadillos y otros, tortilla y pimientos fritos que han traído en fiambreras. Mientras ellos comen o descansan sobre la hierba, por los laterales sigue retirándose gente y por el centro avanza la protesta cantarina. “Qué se vaya oé, qué se vaya oé, el gobierno del PP” es coreado en los carriles centrales y sobre el césped. Desde la plataforma HQPLP se sigue haciendo cantar y bailar al personal: “Y cómo no te voy a odiar, Mariano, si nos robas los salarios y todo lo quieres privatizar”; “Esquirol el que no baile”; “Manos arriba, esto es un atraco”. Así siguieron cantando su repertorio, en el que hay consignas que alientan a la lucha: “Vamos, vamos, compañeros, vamos, vamos, a luchar, que hay que echar a este gobierno con la huelga general”. La gente se subía al parterre para fotografiar a la festiva marcha y para cantar con ellos. Sin alcanzar Colón, pero ya muy cerca, llegó el momento más conmovedor. En honor de los mineros la marcha hizo una parada para entonar Santa Bárbara bendita con el puño en alto. Sorprendía que hubiese tanta gente joven y mayor que supiese el estribillo. Desde el parterre la muchedumbre se asomaba a los carriles centrales para acompañar y aplaudir. “Madrid obrero apoya a los mineros”, “Qué viva la lucha de la clase obrera” y “El pueblo unido jamás será vencido” fueron los cánticos que cerraron el emocionante momento. Más adelantado iba el camión de las Juventudes Comunistas desde el que sonaba La Internacional, coreada por los muchachos que iban detrás con el puño alzado. Acabada la melodía gritaron: “Juventud comunista, marxista, leninista”; “Aquí se ve, la juventud en pie”. Desde otro megáfono se vocea: “Mariano, cabrón, no llegas al turrón”. Los distintos colectivos van anunciando nuevas convocatorias, por ejemplo: el 21 de septiembre, huelga de metro y autobuses; el 26, manifestación a las siete de la tarde en Jacinto Benavente. De esta manera varias organizaciones dan por concluida la protesta, muy cerca de Colón, pero sin llegar del todo.
13:30 Colón
Mientras en el Paseo de Recoletos algún grupo sigue voceando “Al PP, al PP, el fascismo se le ve”, en Colón entra y sale gente; se puede caminar a la velocidad que se quiera porque no hay aglomeración. En la plaza queda el esqueleto de la concentración que tuvo lugar a las doce: el escenario vacío, los andamios, las antenas y los altavoces, el cableado, las unidades móviles de televisión. Por cierto, por allí se ve aún una pancarta que dice: “Radiotele pública de tod@s para tod@as. RTVE”. Personas llegadas de otras provincias quieren saber dónde está el Caixa Forum o el Museo del Prado porque van a aprovechar su estancia en Madrid para visitarlos. Un grupo de bomberos que estaba de manifestación se retira también. Parece el final de la batalla, pero todavía hay gente que quiere llegar a Colón y dar vuelta a la glorieta. Son músicos, llevan gorros de papel hechos con partituras. Van tocando sus instrumentos y muestran sus pancartas: “Escuelas municipales de música y danza de tod@s para tod@as”; “La educación musical también es esencial”. Y es que las escuelas municipales de Madrid también están en peligro.
Otro grupo más decide llegar a Colón. Se trata de Izquierda Anticapitalista que alcanza la plaza con esta pancarta: “Por un plan de lucha sostenido. ¡No pagamos su deuda! ¡A la huelga general!” Desde su megafonía pronuncian un discurso y, entre otras cosas, animan a los asistentes a la organización. Como suelen hacer, para cerrar el acto, cantan La Internacional y después su lema: “A, anti, anticapitalista”. Cuando parece que todo ha terminado el locutor retoma el megáfono para informar sobre el incidente de la jornada: ha habido cuatro detenidos, entre ellos, Chema Ruiz, de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca de Madrid. Añade que llevaban propaganda sobre el 25‑S (protesta para rodear el Congreso). Mal broche para un día de lucha y fiesta. Con el frío vendrán a por nosotros, estamos preparados.
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sábado, 8 de septiembre de 2012

En una concentración en Madrid “se recibe” a Merkel como si fuese la jefa de los nazis

El seis de septiembre a las siete de la tarde, frente a la sede de la Representación de la Comisión Europea en Madrid, Paseo de la Castellana 46, tuvo lugar una concentración para “recibir” a la canciller alemana Angela Merkel, de visita en España. Fue convocada por el 15M y apoyada por Democracia Real Ya, aunque por allí había también banderolas de otros colectivos de izquierda. Los congregados no se cortaron un pelo a la hora de considerar a Merkel como sucesora del mismísimo Hitler. Para ello exhibieron diversos tipos de pancartas y murales, por ejemplo: un montaje fotográfico de cuerpo entero de la canciller con el brazo alzado y la mano estirada saludando a lo nazi; otro retrato con su rostro en primer plano sobre el que han pintado un poblado bigote recortado al estilo hitleriano; la esvástica dentro del círculo de estrellas amarillas de la bandera azul de la Unión Europea.
La sede de la Representación de la Comisión Europea estaba protegida por varios furgones de la Policía Nacional. Los asistentes se concentraron en el paseo central por lo que el tráfico de vehículos no fue cortado en ninguno de los carriles de la Castellana. Únicamente quedó cortada una intersección que permite el cambio entre carriles: varios agentes se situaron a derecha e izquierda del cruce, tal vez para evitar conflictos entre algún vehículo que quisiera pasar y los manifestantes. Los policías no llevaban chaleco antibalas aunque sí portaban el casco pendiendo de la cintura. El ambiente era distendido y, a ratos, festivo. Había gente de todas las edades, incluso bebés. Cuando un colectivo convoca una concentración en lugar de una manifestación es porque intuye que no acudirá gente de forma masiva. En esta concentración habría alrededor de mil personas, pero eso es muy difícil de precisar. Lo que sí quedo más claro es el contenido de la protesta recogido en las pancartas. Merkel ¾y por extensión Alemania¾ es señalada como la culpable de los males que padece Europa, es decir, de los recortes y la destrucción del estado del bienestar. Una situación que se compara con la guerra que asoló Europa durante el período hitleriano, el III Reich. Algunas de las pancartas que reflejan esta comparación son las siguientes: “Merkel, go home! IV Reich, No! Arruináis Europa sin bombas”; “Una Europa alemana ¡No! Merkel arruina Europa a €urobombas”. El rechazo se ampliaba también a la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional: “Fuck the troika”. Y al presidente del Gobierno español: “Merkel, a Marte; Rajoy, a Uganda”.
“No debemos, no pagamos” fue uno de los lemas de la protesta coreado junto a otras consignas famosas del 15M como “Que no, que no nos representan” y “De Norte a Sur, de Este a Oeste, la lucha sigue, cueste lo que cueste”. Respecto al tema del día se empezó gritando “Fuera el Bundesbank” y se acabó voceando entre risas “Fuera el burdelsbank”. También contribuyeron al buen humor un grupo de mujeres ¾y algún hombre¾ ataviadas con ropas y complementos folclóricos: prendas de lunares, sombreros cordobeses, peinetas y claveles en el cabello. Habían ido así para dar la bienvenida a “Ms. Merkel”, al estilo de la película de Berlanga “Bienvenido Míster Marshall”. Para ello entonaron una canción cuyo estribillo dice: “Te recibimos / Angela Merkel con alegría, / olé tu coño, / olé tu riesgo y / olé tu prima”.
A las ocho parecía que la concentración iba a disolverse, pero no, se convirtió en una marcha. Unos jóvenes gritaron “A la embajada”, y fueron seguidos por el grueso de los asistentes. Así que bajaron por el bulevar acompañados por un equipo de sonido con música folclórica española del tipo “Soy minero” y, en cabeza, iba la pancarta “Wir Shulden Nix, Wir Bezahlen Nix”. Por unos minutos daba la sensación de que escapaban al control policial; incluso un grupo de manifestantes osó salir del bulevar a los carriles centrales de la Castellana para intentar cortar el tráfico, pero no llegaron a conseguirlo; se limitaron a caminar en fila por el carril colindante al bulevar. Además, pronto comenzaron a bajar por dicho carril las lecheras de la Policía Nacional.
La embajada alemana está en la calle Fortuny 8, esquina con Zurbarán. Cuando los manifestantes llegaron a la embajada, estaba ya rodeada por los agentes. Subiendo por Zurbarán y ante la embajada los asistentes coreaban “Anti, anti, anticapitalista”, pero también muchos manifestantes, señalando a la finca, gritaban “Nazis”. La embajada está rodeada por una valla muy alta que deja entrever bastantes copas de árboles, por lo que se intuye un frondoso jardín. Un manifestante: “¡No está mal la embajada! ¡Qué cabrones!”
El ambiente es algo tenso ante la presencia policial y como consecuencia de la marcha imprevista. Un grupo de agentes se ha adentrado por Zurbarán, aunque otro se ha quedado en la Castellana. Esta situación hace que entre los manifestantes se corra la voz: “¡Cuidado, es una encerrona!” Así que algunos de los asistentes no se atreven a avanzar por Zurbarán y aguardan en el cruce con la Castellana. Hay un momento de incertidumbre, de no saber qué hacer, tanto para los manifestantes como para el grupo de policías que espera en ese mismo lugar. Finalmente, los agentes deciden entrar por Zurbarán mientras los congregados les gritan: “Camisas negras”. Sin embargo, los policías no se adentran mucho, se quedan apostados unos minutos en Zurbarán, a pocos pasos de la Castellana, para acabar regresando a esta última calle y casi desaparecer: solo quedaba un furgón en el cruce. Quizá fuera porque los manifestantes pasadas las ocho y media ya eran pocos y los policías que rodeaban la embajada, más que suficientes. El acto de repulsa a todo lo que apesta a nazi acabó pacíficamente, pero en pleno otoño, si siguen ahondando en la herida, el final podría ser muy diferente.
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