miércoles, 1 de julio de 2009

EN LOS BASURALES. (9) El "chancho" y el "loro"


Los asentamientos forman un conjunto aislado, desgajado del resto del distrito al que pertenecen. Su principal vínculo con el exterior es la "pista", la única carretera asfaltada con un carril de ida y otro de vuelta, sin línea continua ni discontinua, ni la del arcén. Por ella transitan el "chancho" y el "loro" que van y vienen del centro de la ciudad. El "chancho" tiene un largo recorrido por el distrito, el "loro" llega por la gran autopista del norte. Ambos coinciden en esta última y tienen parada en el "óvalo", que viene a ser –aunque no lo es- como un intercambiador de transportes. Allí se desvían hacia la derecha camino de los cerros. A la altura del mercado al aire libre la carretera se bifurca, derecha e izquierda, pero los trayectos de los vehículos –incluidos los autobuses- siguen de frente por caminos de arena, todos polvorientos, algunos escabrosos.

El "chancho" y el "loro" son autobuses antiguos, pero de los más grandes que van por allí. El "chancho", que por fuera es de rayas azules, debe su apodo a su morro muy pronunciado que lo asemeja a un cerdo (chancho). Al "loro" lo llaman así por sus colores, ya que es blanco con rayas verdes y amarillas. El "chancho" suele ser más espacioso que el "loro". En ambos los asientos encima de las ruedas son muy incómodos, de los que hay que sentarse con las rodillas a al mismo nivel que los hombros. Algunos "loros" tienen más asientos de los marcados por su inicial diseño (hasta de diferentes formas y materiales), de modo que queda muy poco espacio entre el asiento y el respaldo delantero; los pasajeros han de sentarse con las piernas inclinadas hacia los lados. Suben y bajan cargados de gente, a la cual no se puede ver si en el interior también viaja una nube de polvo (o de lo que sea).

La "pista" soporta todo tipo de tráfico: los camiones de basura, sobre la que van dos o tres personas colocándola constantemente, los camiones de ladrillos, los coches, las combis, los taxicholos y los peatones. La combi es una furgoneta con asientos para pasajeros. Su cobrador abre la puerta en las paradas y –mitad dentro, mitad fuera- vocea precio y destino. Los taxicholos constan de una moto, en la que va el conductor-cobrador, y un carruaje, en el que van los pasajeros. La carrocería es de plástico y, en el interior, suelo de metal con dos o cuatro asientos. Por la "pista" y los cerros puede llevar ocho, diez personas, pues el conductor no pierde la oportunidad de ganar más dinero por un solo viaje; los pasajeros asumen el riesgo de reventón antes de esperar a que pase otro. Circulan viejas bicicletas, de ruedas tan altas como las criaturas que se montan. La cruzan cotidianamente en sus juegos, para asistir al colegio, para ir a reciclar. Por ella mujeres y niños empujan carretillas con mercancías para vender. Caminantes, la silla del paralítico, la anciana con la leña a la espalda, los perros.

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