Hace
muchos años conocí a un joven que trabajaba en un taller de reparación
de automóviles. Era bien entrada la tarde, el muchacho había terminado
su jornada laboral y estaba en el parque reunido con un grupo de chicos y
chicas de similar edad. Me acerqué al grupo para saludar a un par de
amigos. Pude escuchar como el joven aprendiz se jactaba de las grandes
hazañas del taller mecánico. Pasaba por allí un hombre de pelo blanco, el chaval lo señaló y dijo que era un cliente, un pelma que llevaba con mucha frecuencia
el coche al taller. Según el aprendiz, el señor estaba obsesionado,
acudía por cualquier pequeño detalle: un ruidito de nada, un poco más de
calor aquí o allá. En alguna
ocasión fue necesario reparar, pero la mayoría de las veces el coche no
tenía nada, sin embargo al hombre del pelo cano le cobraban igual. Le
hacían una buena factura por nada, ni siquiera se molestaban en revisar
el coche. El aprendiz soberbio, orgulloso seguía jactándose
de lo rentable de su recién estrenado empleo: “De idiotas como ese del
pelo blanco vivo yo”. Se reía a mandíbula batiente, buscaba el apoyo del
resto de la chiquillería. Algunos le reían estruendosamente la gracia,
otros no tanto. Heroica forma de ganarte la vida, chaval. El aprendiz
tenía un jefe, por supuesto.
Conozco bien al pelma del cabello blanco. No volvió a ese taller, buscamos otro. La
avería no era grave aún, en aquel momento, pero lo arreglaron. El
hombre no oyó más ruidos, ni le pareció que el coche se calentaba en
exceso; finalizó su inquietud. ¿Un pesado con el coche? Tal vez. Es un
hombre al que le gusta que todo en el coche esté perfecto. Cierto, a mi
padre le saca de quicio cualquier ruidito. Nos obligaba a ponernos el
cinturón de seguridad nada más entrábamos, pero es que hoy aún lo hace.
Coloca sillas homologadas para llevar a los nietos, revisa que estén
bien ancladas, que los niños vayan sujetos antes de cada pequeño viaje o
para traerles del colegio. No monta a la familia en el coche si no
puede conducir con seguridad. No puede. No debe. No puede, su conciencia
no se lo permite. Chaval, díselo a tu jefe. No me jacto de nada pero
puede que esté más orgullosa que tú.
TODOS LOS TALLERES DEBEN TENER HOJAS DE RECLAMACIONES
Normas de interés:- Real Decreto 1457/1986 de 10 de enero
- Decreto 2/1995
- Ley 23/2003 de 10 de julio
Sebastián Puig dijo
ResponderEliminarExcelente reflexión, que comparto en su totalidad. Un abrazo.
11 Septiembre 2009, 17:43
Celestepv dijo
He escrito esto sobre los talleres porque muchas veces tenemos sopechas. Cuando tenemos el coche de nuevo pensamos: "No lo han arreglado bien". Puede ser sin mala intención, los mecánicos no han acertado. Lo vuelves a llevar y te lo arreglan o lo intentan. Pero hay veces que ni lo intentan, ni se molestan, pero te cobran. No se debe permitir porque es engañar al consumidor, pero tratándose de automóviles también es un problema de seguridad vial. ¿Qué papel juegan los talleres en la seguridad vial? Nunca se cuestiona. Siempre se habla de conductores borrachos, estado de las carreteras, jóvenes imprudentes, pero no de talleres.
En fin, es un asunto doble, afecta al consumo y a la seguridad.
Gracias Sebastián por tus palabras.
Un abrazo.
16 Septiembre 2009, 10:36
Celestepv dijo
Sí hay de todo. Esto ocurrió cuando yo era adolescente. Creo que el país también estaba pasando la etapa de adolescencia en lo que se refiere a consumo -o infancia-, porque la gente no sabía cómo reclamar ni cuáles eran sus derechos en esta materia. La dictadura fue muy larga y los consumidores tampoco se atrevían a decir nada. Una época oscura para todo. Hoy las cosas han cambiado, aunque dudo que hayamos pasado de la adolescencia como consumidores; nos tienen bien atados y enfajados para que no podamos crecer. Pero lo de los talleres ha mejorado, hay nuevas normas y nos reconocen derechos. Debió ser un sector en el que se cometieron muchos abusos. Mis padres, mis tíos, mis vecinos siempre andaban con la mosca detrás de la oreja cuando llevaban el coche al taller.
Gracias Maldonadobolivar por tu comentario. Saludos.
27 Septiembre 2009, 22:51
Los comentarios anteriores los he copiado de mi blog La Comunidad de El País, donde publiqué el post por primera vez. EN CADA COMENTARIO DE LOS QUE PUBLICO AQUÍ RECOJO VARIOS DE LOS QUE TENÍA ALLÍ.
ResponderEliminarLos he traído a este blog debido a que la plataforma citada cerrará dentro de pocos días.
Muchas gracias a todos los amigos de La Comunidad. Fue un placer compartir siete años con vosotros. Un afectuoso abrazo.