Antes
en la caja se podían pagar los recibos de servicios varios y hacer
ingresos en las comunidades de propietarios durante el horario habitual y
completo de atención al público. La usuaria, normalmente, iba por la
mañana de ocho a dos cualquier día hábil de la semana. Pero hace dos
años ese horario ha quedado restringido. En la sucursal de la caja donde
la usuaria suele ir han puesto un cartel que reza: “Pago de recibos.
Martes y jueves de 9:00 a 10: 30 h. del 10 al 20 de cada mes, en su
oficina”. El cartel también indica que si “usted es cliente” de esa caja
puede pagar recibos durante las 24 horas del día a través de tres vías:
oficina telefónica, internet y cajeros automáticos. El cartel concluye
recordando que se gestiona la domiciliación de recibos. La usuaria lo ha
leído íntegramente.
Llegado
el jueves 20, la usuaria no ha podido hacer el ingreso en la comunidad
de propietarios, pero como conoce el letrero cree que puede ir el
viernes 21.
USUARIA. -Buenos días, vengo a hacer un ingreso en esta cuenta.
CAJERA. -El pago de recibos es los martes y jueves de nueve a diez y media del 10 al 20 de cada mes.
USUARIA. -No quiero pagar un recibo, quiero hacer un ingreso en la comunidad de propietarios.
CAJERA. -Ya le he dicho que hoy no es.
USUARIA. -En ese cartel sólo pone “pagos de recibos”.
CAJERA. -Es también para ingresos en comunidades de propietarios.
USUARIA.
-Pero no lo pone en el cartel, luego esa información está incompleta.
Ustedes tienen que informar correctamente para que los usuarios nos
podamos orientar.
CAJERA. -Incluye los ingresos en comunidades.
USUARIA. -No figura. Los usuarios no somos adivinos. Si no puedo hacer el ingreso usaré la hoja de reclamaciones e indicaré deficiencias en la información.
El director de la sucursal ha oído la conversación y sale en auxilio de la cajera o para dar más autoridad.
DIRECTOR. -Señora, los pagos de recibos e ingresos en comunidades de propietarios son del 10 al 20 de cada mes.
USUARIA. -Señor, en el cartel sólo pone “pago de recibos”. La información es incompleta. ¿Cómo lo saben los usuarios si no está escrito?
DIRECTOR. -Lo pone en el tablón de anuncios.
El director va al tablón de anuncios, regresa con una hoja y le da la vuelta.
DIRECTOR. -Aquí lo pone.
USUARIA.
-Muy bien. Viene escrito en una hoja impresa en letra pequeña por las
dos caras. Esto figura en el reverso, que es justamente la cara pegada a
la pared y oculta a la vista del público. ¿Usted cree que los usuarios
se deberían dedicar a girar las hojas del tablón de anuncios para
informarse de todo?
DIRECTOR. -Bueno, lo pone.
USUARIA.
-Sí, mirando a la pared. En el cartel deberían constar todos los grupos
a los que atañe: pago de recibos, ingresos en comunidades y pago de
alquileres. Sigo pensando, pues, que la información es insuficiente, así
que quiero hacer el ingreso.
DIRECTOR.-Puede usted pagar cualquier día por banca telefónica, internet o cajeros automáticos.
USUARIA.
-Ya lo he leído, pero es para clientes. No hay nadie en la cola, estoy
aquí y quiero hacer el ingreso. Voy a poner una reclamación diciendo que
la información es muy deficiente.
DIRECTOR. -Pues llame al servicio de atención al cliente.
USUARIA. -No, prefiero hacer la reclamación por escrito.
DIRECTOR. -En el servicio de atención al cliente le atenderán muy bien.
USUARIA.
-Ya, pero -por si acaso- las reclamaciones siempre las hago por
escrito, me gusta guardarme las copias y que las lean en consumo. Allí
tienen otro cartel que dice que tienen hojas de reclamaciones. Las
tienen ¿no?
DIRECTOR. -Sí. Excepcionalmente vamos a aceptar el ingreso, pero excepcionalmente.
USUARIA. -En ese caso, excepcionalmente no usaré la hoja de reclamaciones, pero excepcionalmente.
DIRECTOR. -¡Ja, ja, ja! Se ríe el señor director, la usuaria cree que se ríe de ella.
USUARIA. -¡Je! Una mueca, se ríe levemente de la repugnancia que siente por todo.
El director se distancia. La usuaria y la cajera proceden al ingreso.
USARIA. -Adiós. Buenos días.
DIRECTOR. -Adiós.
La
usuaria sale de la sucursal. Le sale humo de las orejas y de los
talones, parece una locomotora a vapor. Va pensando que se produce una
obligada reducción de la presencia personal
al tiempo que la imposición de la gestión a través de las vías a
distancia. A algunas personas les puede favorecer: a las que trabajan o
están muy ocupadas y tienen suficientes recursos para utilizar esas
vías. Al resto, ancianos que no saben usar las nuevas tecnologías,
desfavorecidos que no disponen de esos artilugios, disidentes de tanta
pamplina, les dejan un tiempo muy reducido. La presencia de todos estos
sujetos ha de ser la mínima. Molestamos, hacemos colas, llenamos el
local con carritos de bebés, bolsas de la compra y abuelos, les
rebajamos a su condición de simples cajeros, les hacemos trabajar.
¡Maldito cartel! Es como si tras el cogote nos dijeran:”Sólo queremos
vuestro dinero. Como personas no os queremos ni ver por aquí”. A lo
mejor se creen que no nos hemos dado cuenta de que la obra social de
esta caja de Madrid es pura mercadotecnia que sólo sirve para lavar su
mala imagen.