Lo importante es que no haya muertos

Las movilizaciones en torno al 15M en su primer aniversario podrían de nuevo dar la vuelta al mundo, es decir, podrían ocupar las portadas de la prensa nacional e internacional por dos motivos principales: 1) porque haya ríos humanos de protesta inundando las calles pacífica y creativamente en un espacio donde prime la democracia y la tolerancia; 2) porque haya palizas, porrazos, gases lacrimógenos, pelotazos, heridos y muertos en un ambiente de fuerte represión y usos dictatoriales. Ambas opciones repercutirán en la buena o mala imagen de la sociedad y los dirigentes. En la realidad ambas son compatibles, pueden darse a un tiempo, pero en las noticias, no; la violencia será lo más relevante del relato y oscurecerá todo lo demás. Así que hay que elegir, los que mandan tienen que elegir. La primera fórmula requiere esfuerzo, contención, cultura, inteligencia, gestión, diálogo, buena voluntad, discernimiento, respeto. La segunda es más simple y fácil, con dejar suelta la furia y la irracionalidad se consigue.

Entre el 12M y el 15M nos vamos a manifestar por las calles de Madrid y de muchas más ciudades españolas. Quedarnos en casa equivaldría a consentir todo lo que nos están haciendo, que va desde la destrucción del estado del bienestar hasta la instauración de una nueva forma de esclavitud laboral. Y no, no lo vamos a permitir; al contrario, vamos a salir a la calle SIN MIEDO, vamos a luchar hasta que se les caiga la cara de vergüenza ¾sin aún les queda¾ por las tropelías que están cometiendo. Pero no queremos muertos. Las autoridades tampoco quieren muertos porque perjudican “la imagen”. Personalmente me importa un bledo “la imagen”, lo que me importa es que no haya muertos porque arrebatar la vida es una salvajada, una barbarie, causa infinito dolor y más indignación todavía. Arrebatar la vida aunque sea a una sola persona para defender los intereses de los usureros es suprema infamia, sea mediante una paliza, un golpe de porra o con una pelota de goma (violencia manifiesta), sea destruyendo el sistema sanitario público (violencia sutil). Los muertos por la brutalidad de las fuerzas del orden dañan “la imagen”; los muertos por deterioro de la sanidad pública ni se ven, ni se contabilizan, ni ocupan mucho espacio en los medios de comunicación. En cualquier caso, todos estos muertos serían personas que deberían haber vivido más tiempo y a las que se les ha arrebatado la vida por codicia, terquedad e idiotez.

El sábado 12 de mayo saldré para manifestarme contra toda esta perversidad. Me voy a manifestar pacíficamente porque aborrezco la violencia y porque su uso significa el rotundo fracaso de unos seres que tienen la suerte de poder razonar y comunicarse.

En las próximas movilizaciones en torno al 15M no debería haber muertos. La violencia de un estado policial daña “la imagen”, pero, sobre todo, denigra la vida. En los próximos días sabremos qué tipo de autoridades tenemos.

El problema lo va a dar la acampada de Sol. Este año no la van a permitir argumentando que es ilegal. Todos podemos comprender que no se puede ocupar el espacio público cuándo y cómo se quiera. Pero ¿en qué sociedad vivimos? Es ilegal acampar unos días de protesta, y es legal quitar el derecho a la salud de los ciudadanos. ¿Está esto equilibrado?

Por cierto, una cosa es acampar, que puede ser ilegal, y otra muy distinta ser violento. Los acampados suelen recurrir a la resistencia pasiva, los policías antidisturbios a… Ya sabemos a qué.