Las cinco de la tarde, salíamos corriendo del colegio, llegábamos a
casa, dejábamos la cartera y de nuevo a la calle antes de hacer los
deberes (o después, depende). Ni a merendar parábamos en casa. Bajábamos
con el bocadillo en la mano: pan y jamón, pan y chorizo, pan y
chocolate. Se jugaba por todas partes, en el barrio o más lejos: en un
solar sucio, en un barrizal, entre bloques de edificios, en cualquier
explanada. Cuando encontrábamos un muro medio derruido decíamos: "Vamos a
jugar a la muralla". Nos juntábamos para jugar a lo que fuese. Pocas
cosas hacían falta. Una goma o una comba para saltar, una pelota. Una
tiza para dibujar una muñeca en el suelo y una piedra para lanzarla
casilla a casilla. Un simple palo bastaba para marcar el campo sobre la
arena y jugar al balón prisionero. Las manos, para escarbar la tierra y
hacer un gua para jugar a las canicas. Una pared, para jugar a burro.
Era uno de los juegos más espectaculares, practicado por niños y niñas,
aunque casi siempre por separado porque los chicos eran "unos brutos".
"Una dola tela catola..." para echar las suertes y formar dos equipos.
El que hacía de madre, colocado de pie con la espalda en la pared,
sujetaba la cabeza del primero de los que formaban el burro. Éste, el
primero, se inclinaba -como un burro, claro- exponiendo su lomo; apoyado
en su trasero o entre sus piernas otra criatura se colocaba en la misma
posición y, así, hasta formar una hilera de lomos preparados para
recibir los saltos del otro equipo. A la voz de "¡Burro va!", uno a uno
saltaban colocándose a horcajadas. Si el burro no se había caído, venía
lo de "Churro, media manga, manga entera". Tenían que adivinar si se
había elegido puño, codo u hombro. Era un juego un poco rudo, pero muy
divertido. Se aprendía por imitación o porque te lo enseñaban otros
niños, como todos los juegos de entonces. Hoy los niños ya no juegan en
la calle, si acaso en verano y mientras dura el buen tiempo; después,
desaparecen. Ven la televisión y juegan en casa a la consola, la pesepé,
la deese, el ordenador y otras maquinitas. Muchas clases extraescolares
y deportes en recintos bien delimitados.
Han cambiado los tiempos, pero no se le puede achacar todo a la
televisión y a las nuevas tecnologías. Otros factores influyen pues
también han cambiado los espacios, nuestros hábitos y actitudes. La
calle ya no es un espacio inmenso donde divertirse. El espacio para
jugar se ha restringido a los parques. Estos tampoco son como antes,
ahora son recintos cerrados con muros y verjas y, dentro del propio
parque, el área infantil también está delimitado con otra vallita de
colores. Ahí se concentran los columpios y los toboganes para los más
pequeños. El mobiliario urbano para niños ha ido menguando. Han
desaparecido los toboganes altos y los columpios grandes repartidos por
el parque donde nos mezclábamos los de todas las edades. Ahora, los
pequeños, en su corralito de colorines, y los grandes, en las canchas si
es que el parque las tiene. Actualmente los niños no salen solos a la
calle, sino que van siempre acompañados de adultos: padre, madre,
abuelos, tíos, cuidadores. El miedo se ha apoderado de nosotros y ha
convertido a los niños en nuestros prisioneros. Antes nuestras madres
nos advertían para que no nos descalabráramos. Las costras perpetuas en
las rodillas. "Hija, ten cuidado, un día te vas a partir la crisma"; "A
las diez en casa"; "No cojas nada que te dé un extraño"; eso era todo
contra los peligros. Pero hoy tenemos muchísimo miedo: a los coches de
los que conducen como locos, al tráfico de drogas, a los pederastas.
Malvados que se llevan, violan y matan a los niños. Tanto miedo infunden
los malhechores, que ni a los niños se manda a los recados. El miedo se
ha llevado lo mejor que teníamos: la transmisión de canciones y juegos
populares, el sentimiento de identificación con el barrio, las
relaciones con otros niños, el aprendizaje de normas y valores desde
pequeños y, sobre todo, la libertad de ir, venir y jugar donde
diera la gana. ¡Malditos los monstruos que nos hacen sentir miedo! Ahora
los niños padecen obesidad y trastornos alimenticios, se les tacha de
egoístas y agresivos, en fin, complicados problemas. Pobres chiquillos
con teléfono móvil. Sólo perdura una cosa: la necesidad que tiene un
niño de jugar con otros niños. "¿Por qué no juegas?". "Es que Pili no me
ajunta". Pili: "Mentirosa, sí que te ajunto y te dejo 'primer'".
priegochristiansen dijo
ResponderEliminarEl otro día le comentaba a mi vikinga el juego "churro, mediamanga..." Me miró con asombro por esos juegos tan primitivos. Algo tendrían cuando los recordamos aquí.
Es verdad que la calle ya no es la misma y los juegos tampoco pero los niños son niños... Mis hijos invitan y son invitados a jugar y claro que hay que advertirlos de los peligros que hay, pero el niño que no juega no se hace persona del todo. Un saludo y me voy a la cama.
19 Octubre 2009, 22:45
Celestepv dijo
Puede que los juegos fuesen primitivos, algunos se rompían los dientes, otros aparecían con brazos y piernas escayolados, etc. Pero hoy les da por grabarse con los móviles cuando se pegan. Eso sí que no lo entiendo, ¿qué sacan de eso? ¿dónde está lo divertido? Eso no parece primitivo, sino peor.
No sé lo que tenían aquellos juegos. Para mí lo mejor era la libertad y la amistad que teníamos en la calle de nuestros barrios.
Gracias. Buenas noches.
19 Octubre 2009, 22:55
glhoria dijo
ResponderEliminarXELEX ANDO CON GRIPE . ANTES NI LA GRIPE NOS PARABA PARA SALIR A JUGAR YO CREO QUE LOS NIÑOS ACABN NO VALORANDO LO QUE TIENEN. Y CUANTO MAS LES DAMOS MENOS JUEGAN AHORA SOLO LES GUSTA LOS VIDEOJUEGOS . LO DE SALIR A LA CALLE YA ES UN PELIGRO TAMBIEN.
QUIZAS HABIA QUE VOLVERLES A ENSEÑAR A JUGAR . ME PACERE MENTIRA PENSAR A VECES QUE BIEN NOS LOS PASABAMOS Y QUE POQUITO TENIAMOS.
BUENAS NOCHES UN BESO
GLORIA
19 Octubre 2009, 23:54
CARISDUL
CARISDUL dijo
Buenos días alex. Estoy escribiendo un pequeño diario de cuando yo era pequeña para que cuando Erik sea un poquito mayor y sepa leer, pueda apreciar lo feliz que fui y lo sano que puede ser jugar al aire libre con recursos tan naturales como tú tan bien y bonito has explicado yo tuve un palo de olivo durante mucho tiempo era mi caballo preferido. Jejejeje, tenía de uno y una yegua y burrilla en casa pero no me dejaban acercarme mucho hasta que fui mayorcita. La muñeca más linda que yo tuve, me la hizo mi madre, cada semana me hacía un vestido nuevo y yo le ayudaba. Mi padre me hizo una soga trenzada para saltar a la comba, y recuerdo como se pasó muchos días alisándola para que no nos pinchara ningún saliente- Tengo tantos y tan bonitos recuerdos que daría para un post.
Me ha encantado este texto. Gracias por hacerme recordar que fui una niña muy feliz aunque mis rodillas siempre estaban con heridas, se me curaba una y me hacía dos más jejejeje era muy traviesa, MUCHO.
Un abrazo. Que tengas un buen día.
20 Octubre 2009, 09:13
Celestepv dijo
GLORIA, ESA PUEDE SER LA CLAVE: VOLVER A ENSEÑARLES A JUGAR. PERO TAMBIÉN TENDRÍAN QUE TENER UN MUNDO MÁS AGRADABLE EN EL QUE TODO FUESE MÁS SENCILLO Y MENOS PELIGROSO, Y ESTO YA LO VEO MÁS DIFÍCIL. LO MARAVILLOSO ES QUE NOSOTROS APRENDíAMOS NATURALMENTE, CASI SOLOS -BUENO,LOS MAYORES ENSEÑANDO A LOS PEQUES-, COMO SI TODO TUVIESE QUE SER ASÍ Y NO DE OTRA MANERA. PARECÍA ESTAR EN LA NATURALEZA DE LAS COSAS O, MEJOR, EN LA DE LAS PERSONAS. EN AQUEL ENTONCES NO ME HUBIESE IMAGINADO QUE LA CALLE PODRÍA SER TAN INHÓSPITA PARA LOS NIÑOS COMO LO ES HOY.
SALUD.RECUPÉRATE DE LA GRIPE. EN MI ENTORNO TODO EL MUNDO ANDA CON CATARROS ESTE MES DE OCTUBRE.
MUCHAS GRACIAS POR TU COMENTARIO.
UN BESO.
20 Octubre 2009, 14:32
Celestepv dijo
Carisdul, qué preciosos recuerdos nos ofreces. Espero que Erik disfrute leyéndolos cuando crezca. Puede que te pida que le enseñes algún juego de aquellos, y lo pasaréis bien, seguro. Yo también recuerdo a mis padres reparando juguetes, y a mis tíos y tías jugando con nosotros. Cuánto cariño ponían en hacernos la vida mejor. En cuanto a lo de las rodillas, recuerdo la mercromina, aquel líquido antiséptico rojo que nos echaban en la herida. En mi casa siempre estaba el frasquito vacío. "Mamá, no hay"."Pues échate agua oxigenada." "Tampoco hay".
Gracias por pasar por aquí.
Un abrazo.
20 Octubre 2009, 14:56
gusbracchi dijo
ResponderEliminarHola Xelex, gracias por dejar tu comentario en el relato de mi nuevo blog, muchas gracias por darme ánimo. Has dicho ¡Vaya desolación! Pues sí, así fue, aunque ahora ya no hay lágrimas y me dedico enteramente a curarme.
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"¡Malditos los monstruos que nos hacen sentir miedo!" La aflicción y la angustia ya forman parte de nuestra rutina. ¡Vaya desolación! ¿Es posible cambiar esta involución del ser humano?
Gracias por tu magnífico blog.
Un abrazo y hasta pronto.
21 Octubre 2009, 15:27
Celestepv dijo
Hola Gus:
Eso es lo más importante, que te cures. Lo de la involución del ser humano sí que es una cosa rara. Creíamos que avanzábamos y resulta que no. Ni siquiera vamos para detrás, más bien parece que nos hundimos en un pozo de cieno, a lo tonto, sin motivo alguno.
Gracias por tus palabras.
Un abrazo.
22 Octubre 2009, 09:03
Milano dijo
ResponderEliminarEn Ceuta era jugar al pingo, y añadíamos una posición:¿Puño, ténia, media-manga o manga-entera? El pingo nº 1 debía salta y caer lo más cerca del burro (o madre)... en fin...
Bonito recuerdo Xelex. Nada es eterno, ¿verdad? ¡Que pena!
29 Octubre 2009, 19:56
Celestepv dijo
Hola Milano:
Me han contado que ese juego tiene -más bien habría que cedir "tenía"- diferentes nombres y variaciones según lugares.
Nada es eterno o casi, porque los niños siempre disfrutan jugando con otros niños, no hay juguete ni maquinita que iguale ese divertimento. Siempre juegan, hasta en las guerras, en condiciones de mucha penuria, cuando están muy enfermos en determinades unidades de los hospitales. Junta un par de niños o un montón y juegan.
Gracias Milano por pasar por aquí.
Saludos.
30 Octubre 2009, 09:08
a-casanova dijo
yo tambien me acuerdo de estos juegos y añadiria el de "policias y ladrones", todos queriamos ser ladrones pues era mucho mas divertido, y al juego de la "guerra" que consistia en tirarnos piedras de unos a otros y no se paraba la guerra hasta que nos haciamos un agujero en la cabeza, joe, que tiempos, gracias por recordarnoslo. Un saludo
27 Enero 2010, 12:54
Celestepv dijo
¡Caramba! El juego de "guerra" era una guerrita de verdad con heridas sangrantes y descalabros. Antes se tiraban muchas piedras, sobre todo en los pueblos y en los suburbios de las ciudades. Había juegos como simplemente tirar piedras al río para ver quién conseguía la onda más grande o quién llegaba más lejos.
Gracias, a-casanova, por compartir tus recuerdos.
Saludos.
28 Enero 2010, 14:09
EUROTOPIA dijo
Amigo, como nos hemos puesto tan nostálgicos, te dedico este video ‘Tal como éramos’ para ilustrar tú interesante post.
Un abrazo.
05 Marzo 2010, 17:37
Celestepv dijo
Eurotopia, muchas gracias. Es un vídeo encantador. Lo comento en tu blog.
Un abrazo.
05 Marzo 2010, 22:41
Los comentarios anteriores los he copiado de mi blog La Comunidad de El País, donde publiqué el post por primera vez. EN CADA COMENTARIO DE LOS QUE PUBLICO AQUÍ RECOJO VARIOS DE LOS QUE TENÍA ALLÍ.
ResponderEliminarLos he traído a este blog debido a que la plataforma citada cerrará dentro de pocos días.
Muchas gracias a todos los amigos de La Comunidad. Fue un placer compartir siete años con vosotros. Un afectuoso abrazo.