Cuentan
los periódicos que al principio de la Cabalgata Indignada, celebrada el
28 de diciembre en Madrid bajo el lema “Hemos perdido la inocencia”, hubo incidentes, los cuales se saldaron con dos manifestantes detenidos y cinco heridos ¾dos de ellos policías¾;
después añaden que la marcha transcurrió pacíficamente desde la Puerta
de Alcalá, pasando por la Cibeles hasta finalizar en Sol. Ciertamente
así fue, pero los medios de comunicación suelen destacar más lo
escandaloso que lo participativo, y precisamente eso último es lo que
fue la cabalgata, además de creativa y lúdica. A las siete de la tarde
ya ha anochecido en Madrid y el día de los Santos Inocentes hacía
bastante frío, pero miles de personas se lanzaron de nuevo a
las calles: “Ya que nos quitan las cabalgatas de los barrios, venimos a
ésta”, comentaba un manifestante al saludar a sus conocidos. Por un
solo carril de la calle de Alcalá desde
las siete a las nueve y media transitaron carrozas hechas casera o
manualmente, batucadas, una pequeña orquesta, personas disfrazadas y
realizando actuaciones, repartidores de caramelos para niños,
repartidores de octavillas para adultos, banderas republicanas, las
caricaturas de Merkel, Rubalcaba y Rajoy que desfilaron el 15‑O, una
furgoneta de la que salía música de discoteca y hasta un camión grúa
reivindicando la vivienda.
Inocentes y regalos
El
simbolismo navideño fue aprovechado para la diversión, la parodia y la
protesta. El muñeco de papel blanco que se cuelga en la espalda de los
inocentes aparecía por doquier. Algunos se llevaban en alto como si
fuesen pancartas: uno de ellos llevaba el dibujo de la boca muy arrugado
expresando gran enfado; en otro habían escrito “Adiós inocencia, hola
dignidad”. Pero la mayoría de muñecos blancos iban en su lugar
tradicional, la espalda del caminante, acompañados de su correspondiente pancarta
en la que cada uno escribía un mensaje: “Soy inocente, no soy
Urdangarin”; “Soy inocente de los recortes en educación”; “Políticos
corruptos, sin inocencia”; “Soy inocente de estar parado”; “Soy
inocente, no soy un banquero”.
Como típicos de la Navidad y de las cabalgatas de Reyes son los obsequios, éstos fueron aprovechados para
criticar el consumismo y hacer representaciones burlescas de la crisis
económica. Un joven vestido de Jesucristo en el calvario llevaba a
cuestas una cruz muy peculiar: el madero vertical envuelto en papel de
regalo de un color y el horizontal también envuelto pero con otro
estampado, como si acarrease dos grandes presentes. Tras él iba un
diablo rojo y otros manifestantes ataviados de negro que le daban
latigazos y le incitaban gritando: “Compra”, “Consume”, “Un portátil”,
“Una consola”. Un grupo de personas llevaban paquetes de diferente
tamaño envueltos en papel de regalo sobre los que figuraba la palabra
“PARO”. Incluso una joven se había vestido con una caja decorada como un
regalo y sobre ella un cartel decía: “Reyes Magos, l@s niñ@s os pedimos
un futuro”. Otro joven tenía un dado que entregaba a los transeúntes
para que lo tirarán al suelo a ver qué les tocaba en suerte, y en las
caras de dicho dado había cosas como un salario de cuatrocientos euros,
precariedad laboral o despido gratuito.
Temas de actualidad
La
protesta recogía los temas sobre los que los ciudadanos indignados se
han estado manifestando a lo largo del año (servicios públicos,
separación entre Iglesia y estado, vivienda, corrupción, banca, etc.),
pero además se hizo alusión a asuntos que están de plena actualidad: el
caso Urdangarin, la publicidad del billete sencillo de Metro, los CIE (Centro
de Internamiento de Extranjeros) o la nueva alcaldesa de Madrid. De
estos últimos el más destacado fue el caso del duque de Palma y la
crítica a la monarquía. Unos manifestantes llevaban en alto un muñeco,
al estilo del caganet catalán, cuyo culo eran dos globos rosas y su cara
por un lado la foto del rey y
por otro la de Iñaki Urdangarin; en uno de sus laterales se pedía
“Democracia real ya”. En una pancarta se podía leer: “Rey y yerno.
Cuentas, no cuentos. Sobre la ley ni el rey”. En otra: “Los borbones a
las elecciones. Jefes por urnas, no por cunas”. Ana Botella se ha
convertido en alcaldesa de Madrid en los últimos días, pero algunos
manifestantes ya han preparado su pancarta, por ejemplo: “Un alcalde no
votado, puro AZNAR, emBOTELLADO. Democracia ¿dónde estás?” Los CIE han
saltado a la actualidad mediática tras constatarse que uno de ellos no
reunía condiciones higiénicas ni sanitarias adecuadas y una pancarta
exige que se cierren: “Guantánamos hispanos, los CIE, cerrados. El CIE,
prisión sin justificación”. También es de reciente aparición una
publicidad sobre el billete sencillo de Metro que ha molestado a muchos
viajeros. En ella el eslogan es “Más por menos” y se compara el precio
(1,50 €) con el de otras ciudades de países desarrollados donde es más
caro. Los manifestantes lo critican disfrazados de vagones y uniéndose
como si fuesen un convoy, aunque no sólo eso, sobre los cartelones de
esta publicidad situados en la boca del suburbano en Sol han escrito:
“Sí, pero ¿los sueldos?”; “Aguirre, este país es el que menos cobra de
toda Europa”.
Servicios públicos y vivienda
Los
temas de los que el 15 M se ha ocupado a lo largo del año hallaron su
hueco en la Cabalgata Indignada. Una de las reivindicaciones de este
movimiento son los servicios públicos, como reza una pancarta: “Salvar
lo público, gestión pública”, para hacer frente a las privatizaciones:
“Privatizan = Roban”. Sobre la educación y la sanidad se asientan los
pilares del estado del bienestar y así queda recogido en la siguiente
fórmula: “Escuela pública + sanidad pública = 1 sociedad mejor”. Se
trata de combatir la desigualdad: “Escuelas clasistas dividen a la
ciudadanía”. Un reno de madera con un gorro verde navideño tiraba de
un pupitre en el que había una pluma, un cuaderno y un eslogan:
“Escuela pública para tod@s”. Por supuesto, no faltaron las camisetas ni
las bufandas ni las pelucas que constituyen la moda de la marea verde.
Los defensores de la sanidad pública son la marea blanca y en sus textos
dicen: “Venden mi salud”; “Robáis salud”. Otra pancarta dejaba patente
la gravedad de los recortes en este ámbito: al dibujo de unas tijeras
abiertas seguido de la palabra “Sanidad” le acompañaba el dibujo de
la negra parca con su guadaña y, a continuación, las palabras “Crimen
legal”. Y es que a nadie se le escapa que los recortes en sanidad nos
pueden costar la vida. En Madrid, a las mareas mencionadas, se suma la
marea azul pues el carácter totalmente público de la empresa que nos
proporciona el agua está en peligro. Como es habitual ya, un grupo de
manifestantes llevaban una gran tira de tela de color azul y, entre otras cosas, una enorme pancarta: “¡No! A la privatización del Canal de Isabel II ¡No!”
El
movimiento de los indignados se ha preocupado por el problema del
acceso a la vivienda en sus diferentes vertientes y lógicamente también
se llevó a la cabalgata. Una pancarta reclamaba: “Derecho a la vivienda a
precio justo”. En el camión grúa se reclamaba la “vivienda digna” y el
“alquiler social”, pues hay muchas casas vacías
y mucha gente sin casa. Unos manifestantes iban disfrazados de
fantasmas y algunos arrastraban en sus cadenas unos ladrillos. En una de
sus pancartas: “Fantasmas inocentes, sin casa, sin euros y sin
justicia”. En otra: “Cooperativistas Sur‑Este de Madrid. Sin casa y sin
dinero”.
El Papa, la banca, el medioambiente y otros
La
vista del Papa durante la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) sacó a
la calle a muchos madrileños este verano y el enfado fue tan grande que
su estela ha llegado a esta cabalgata. Una
figura que representaba al pontífice con un globo blanco en la mano fue
llevada en alto durante toda la protesta. En uno de los laterales:
“Banco de España, dinero público. Páguese a El Vaticano la cantidad de
cincuenta millones de euros”. Una gran pancarta hacía revivir el
carácter reivindicativo de aquel día de agosto: “Ningún privilegio para
las iglesias. De mis impuestos a las iglesias, cero”. Otra más pequeña:
“Curas, fuera de las escuelas”. Otros grupos por los que la iglesia
católica no ha mostrado consideración también se hallaban en la marcha:
“Ante el estado de malestar impuesto, placer anal manifiesto, Asamblea
Transmaricabollo”; “Ni santas, ni inocentes, feministas irreverentes”.
El medioambiente se defendió con pequeñas pancartas y una gran carroza. En las primeras: “CO2
No”; “Cambia tu vida, no el clima”. De la carroza tiraban dos jóvenes
montados en sendas bicicletas y estaba formada por unas chimeneas
plateadas de las que salían unas tiras negras como si fuesen el humo,
una excavadora de cartón y una mole que podía ser un vertedero o una
montaña. En sus carteles: “No más macro vertederos. Reduce, reutiliza,
recicla.”; “Incineradora, no”; “Los ricos contaminan y el Sur
exterminan”; “Toma la montaña”.
Como
es de suponer, la banca fue muy criticada durante la protesta. El frac,
el sombrero de copa y el puro simbolizan la figura del rico, y con
estos elementos se ataviaron algunos manifestantes para hacer sus
parodias. La misma indumentaria lucían dos muñecos llevados a hombros:
uno era un cerdo barrigón bañado en purpurina plateada y el otro, un
cuervo. Desde un barrio castizo una pancarta con rima: “Asamblea popular
Arganzuela, banca a la cazuela”. Como siempre, los indignados se
acordaron de otros pueblos que sufren: “En Siria, Herodes”. Otros
participantes iban metidos dentro de una red de la que colgaban banderas
de un pueblo oprimido y gritaban: “Palestina vencerá. Los pueblos
unidos jamás serán vencidos”.
La lucha sigue
Un
grupo de manifestantes se había disfrazado de borregos e iban
encerrados dentro de una cuerda de la que colgaban unos botecitos,
cuando uno salía los otros le decían: “Vuelve al redil”. Así criticaban
algunas de nuestras mansas actitudes. Sin embargo, otras pancartas
exhortaban al cambio: “Dormíamos, despertamos, somos el 99%”; “Por una
revolución integral”; “Si quieres un mundo nuevo, desarma el sistema”.
En
la Cabalgata Indignada se cantó menos que en otras marchas, aunque sí
se llevaron villancicos protesta grabados, los cuales fueron coreados
por algunos asistentes que llevaban la chuleta con la letra. Se vocearon
consignas ya conocidas como: “Más policía, menos educación”; “Hace
falta ya una huelga general”; “Que no, que no, que no nos representan”;
“Vuestra crisis no la pagamos”. Pero la que más veces se pronunció es la
que anima a seguir ¾el 2012 se prevé duro¾ y reconforta al grupo: “De Norte a Sur, de Este a Oeste, la lucha sigue, cueste lo que cueste”.