A
las once de la mañana en la plaza de Colón de Madrid comenzó la
manifestación en apoyo de la minería del carbón; era el colofón a “la
marcha negra” que mineros de Asturias, Castilla y León, Aragón,
Castilla-La Mancha y Andalucía habían emprendido hacia la capital y que
recibió el respaldo de diversos colectivos y ciudadanos venidos desde
toda España. Para entonces muchos de los participantes ya conocían las
nuevas medidas que contra la clase obrera acababa de anunciar en el
Congreso de los Diputados el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy;
entre otras, estas: subida del IVA, reducción de la prestación por
desempleo seguida de palabras humillantes para los parados, supresión de
la paga extra de Navidad a los funcionarios. No sólo por esto, sino por
lo que viene sucediendo desde que nos obligan a pagar esta estafa que
esconden tras el eufemismo “crisis”, mineros y obreros juntos avanzaron
hacia el Ministerio de Industria expresándose agradecimiento recíproco y
solidaridad. De esta forma la manifestación del 11de julio de 2012 se
convirtió en una lucha general de la clase obrera con un símbolo, los
mineros, a la cabeza. La lucha minera es ejemplo y banderín para los
demás y Madrid, el escenario al que hay que venir
para dar la batalla. Mientras Rajoy ofendía a los parados y anunciaba
nuevas medidas de destrucción despiadada, Madrid olía a la pólvora
minera de petardos y cohetes, y cantaba, una y otra vez, Santa Bárbara bendita
en honor de la patrona de los mineros. El gobierno del Partido Popular,
brutal y nulo para defender a su pueblo, ha propiciado la solidaridad
entre los afectados y con ello ha hecho estallar la guerra social.
Los
manifestantes se dirigían por el paseo de la Castellana hacia el
Ministerio de Industria en la plaza de Cuzco, pasado el estadio Santiago
Bernabéu. Los líderes de las centrales sindicales CC OO y UGT portaban
la pancarta de cabecera con el siguiente lema: “Por el futuro del carbón
autóctono y la reactivación de las comarcas mineras. Por el empleo”.
Tras ellos decenas de miles de ciudadanos hacían ondear banderas y
pancartas que revelaban su lugar
de procedencia y, por supuesto, entre ellos los mineros vistiendo
camisetas negras o verdes reivindicativas y muchos con los cascos sobre
sus cabezas a pesar del calor del sol al mediodía. Los mineros caminaban
en diferentes grupos a lo largo de toda la manifestación y hacían
explotar petardos de vez en cuando. Para esto se colocaban en los
laterales procurando dejar la zona despejada antes de dar el petardazo.
También había un grupo numeroso de ellos con las banderas de Aragón y
Asturias que andaba más adelantado, precedido de una furgoneta. Estos
mineros, todos con sus cascos puestos, marchaban organizados en filas y
rodeados por un cordón de seguridad formado por hombres y mujeres. Lo
del cordón no es en sentido figurado, sino real: iban agarrados a una
cuerda similar a las de tender la ropa que rodeaba por la derecha, abajo
e izquierda a los mineros organizados en filas y a otros, que detrás de
la furgoneta pero antes de las filas, iban lanzando cohetes o hacían
explotar petardos. Dentro del cordón había nubes de humo y hacía tal
calor que desde el megáfono de la furgoneta se pedía a la gente que
facilitase agua a los mineros. Al principio, a algunas personas no les
agradaba el estruendo fortísimo de los petardos, aunque otras lo
celebraban y aplaudían; luego, se convirtió en lo normal. Tan normal
que, alrededor de la una de la tarde, cuando hubo enfrentamientos con la
Policía Nacional, los tiros de fogueo y los disparos de pelotas de goma
parecían petardos para quienes no los podían ver. Sólo fueron
conscientes del conflicto cuando los más cercanos comenzaron a correr y
el peligro de la turba huyendo los arrastró. Los incidentes con los
antidisturbios se produjeron a la derecha según se avanzaba, frente al
Ministerio de Industria, pero la turba atravesó la Castellana
horizontalmente e intentaba salir por
la izquierda. Una salida obstaculizada por las vallas que separan los
carriles centrales de la Castellana del resto, es decir, de los accesos a
los túneles de aparcamiento subterráneo y de la calzada más próxima a
la acera y a los edificios. La primera valla, la que separa los carriles
centrales de los laterales llega a la cintura, por lo que bastantes
personas la pudieron saltar, pero, inmediatamente, se encuentran con las
barandillas de los túneles que no se pueden saltar porque son mucho más
altas y suponen precipitarse varios metros por debajo del nivel de la
calzada principal. Así, atrapada la muchedumbre, impaciente y nerviosa,
no sabía qué hacer. Las personas mayores no podían saltar ni la primera
valla y los jóvenes no hallaban hueco para hacerlo. Con pánico hubo que
pasar por los aires una silla de bebé, aunque todos se sintieron
aliviados cuando quedó claro que no faltaba ninguna criatura; se trataba
de una silla vacía. “No corráis, es lo que ellos quieren, no corráis”,
gritaba una señora encerrada entre la multitud. Las personas subidas a
los muros de los túneles para atisbar lo que sucedía al otro lado de la
calle, cerca del ministerio, voceaban de todo: “Asesinos”, “Hijos de
puta”, “Perros”, “Mercenarios”, “Fascistas”, “Esto nos pasa con un
gobierno facha”. Todos, con las palmas de las manos en alto: “Somos mineros, no terroristas”; “Menos policía, más minería”.
Solidaridad y gratitud
Los
mineros, sus mujeres y otros familiares venidos de diferentes
comunidades autónomas fueron acompañados, además de CC OO y UGT ¾organizaciones convocantes¾
, por otros colectivos, a saber: IU, USO, CGT, CNT-AIT, PCE Andalucía,
Solidaridad Obrera, Izquierda Anticapitalista, Corriente Roja, 15M, La
Comuna de Presxs del Franquismo, PCPE, CJC, ACI Valencia,
Sindicato de Estudiantes, trabajadores del Metro de Madrid, Carter@s,
bomberos, ferroviarios, siderúrgicos asturianos, trabajadores de
Telemadrid, trabajadores de los juzgados, defensores de la sanidad y la
educación públicas, pensionistas,
yay@flautas de Madrid y Valencia. La gratitud y el apoyo a los mineros
llegó a Madrid de todas partes. Se enarbolaban banderas republicanas y
banderas de las comunidades autónomas de los mineros, pero también de
otras: Cataluña, Euskadi, Galicia, Extremadura. Igualmente, se
pudieron ver pancartas de zonas que no destacan precisamente por su
riqueza minera: “Baleares también es minera UGT-FIAT”; “Solidaritat amb
la unitat minera, ACI València”; “Madrid con la minería del carbón UGT y
CC OO”. Por supuesto, en Madrid había muchos ciudadanos que acudieron a
título particular, como una señora mayor, pequeñita, que lucía un
vestido vaquero y sujetaba por encima de su cabeza una pancarta casera
de cartón: “La tercera edad se une a vosotros, mineros de España.
¡Suerte!” Estaba a la izquierda bajo el primer puente que proporcionaba
sombra a lo largo de la caminata. La gente la fotografiaba y aplaudía
cuando pasaba frente a ella; algunos mineros se acercaban a saludarla y a
darle un abrazo o un beso. Muchos de los presentes se emocionaban al
ver a aquella anciana tan delicada y frágil sosteniendo con firmeza y
una sonrisa aquel cartón. En lo alto de este puente había personas
vitoreando a los manifestantes igual que en el que hay a la altura de
Raimundo Fernández Villaverde. Subidos en ellos, esperaban con
pancartas, aplaudiendo y voceando con los de la marcha sus consignas:
“¡Viva la lucha de la clase obrera!” Por las aceras de la Castellana se
paraban operarios y oficinistas ¾estos últimos, trajeados, ellos; con tacones, ellas¾
que rompían en aplausos para los mineros. Pero por encima de todo esto
sobresalía un grito que ya viene sonando en las protestas madrileñas
desde hace más de un mes: “Madrid obrero apoya a los mineros”. Al final
de la manifestación esta solidaridad fue correspondida con otro grito,
esta vez en boca de los mineros: “Este pueblo sí nos quiere”.
Por la supervivencia de las cuencas
El
Gobierno va a recortar en un 63 % las ayudas a la minería del carbón
rompiendo lo pactado para este año y condenando al desempleo a los
habitantes de las comarcas mineras. En consecuencia, la mayoría de las
pancartas y consignas de la protesta iban dirigidas al ministro de
Industria, José Manuel Soria, y al presidente del Gobierno, Mariano
Rajoy. Las pancartas les reprochaban el incumplimiento de los pactos,
por ejemplo: “Las palabras se las lleva el viento. Lo pactado: el
Gobierno”. Otras aludían a la muerte del sector: “RIP Aquí yace la
minería. Soria pásate de ministro a enterrador, que se te da mejor”;
“SOS Mineros en peligro de extinción” (camiseta). Entre los
manifestantes había quienes querían que Rajoy y Soria probasen las
delicias de la mina: “Mariano, fulero, trabaja de minero” (voz); “El
canario, a la jaula de la mina” (pancarta). (Soria es canario, por eso
algunos mineros exhibían plátanos y aseguraban que el plátano canario
también recibe ayudas). Una consigna varias veces coreada fue: “El
dinero del minero se lo queda el banquero”.
Algunas pancartas y camisetas (C) en nombre de las cuencas
“Cistierna con los mineros. Pozo Santa Cruz”
“Coro minero de Turón, por la defensa de las comarcas mineras”
“Puertollano da la bienvenida a los mineros, héroes del carbón”
“El Berguedá y la minería catalana por la defensa del carbón y la reindustrialización de las comarcas mineras. UGT y CC OO”
“Asturias, paraíso en paro. Industrializar las cuencas Ya. Pozo Montsacro”
“Los mineros de la Potasa con vosotros. UGT Sur”
“Montarrosa con los mineros”
“Toda la puta vida igual. Seguimos luchando. Ayuntamiento de Igüeña”
“Cangas de Narcea y el carbón quieren solución”
“Ariño sí carbón” (C)
“Minería palentina” (C)
“Bierzo” (C)
“Nalón” (C)
“Laciana” (C)
“Fabero no quiere morir” (C)
“Cerredo en lucha” (C)
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Pancartas resumen
“Revolución se escribe con carbón”
“Con tantas gaviotas nos estáis dejando el país lleno de cagadas”
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Código: 1207141963945
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