Días
de fútbol y días de protestas. El dieciséis de junio a las siete de la
tarde, la manifestación convocada por el 15M bajo el lema “Rescatemos
personas, desahuciemos banqueros” recorrió la calle de Bravo Murillo ¾desde Cuatro Caminos¾
en dirección a la plaza de Castilla y acabó frente a una de las Torres
Kio, la que en su parte alta luce el logotipo de Bankia. La marcha
transcurrió pacíficamente y en un ambiente festivo, a
pesar de que a su término hubo un detenido por empujar a un policía,
incidente muy destacado por el periodismo dominante. Los asistentes al
llegar a la Plaza de Castilla entonaron, aprovechando la euforia
futbolística de estos días de Eurocopa, “A por Bankia, oé”, y lo
alternaron con “A por ellos, oé”, pero no se referían precisamente a los
rivales en el terreno deportivo. En la manifestación “no autorizada”,
como se encargan de repetir hasta la saciedad los medios masivos de
comunicación, se vieron pancartas de varias asambleas populares del 15M y
de otros colectivos vinculados o no al movimiento, a saber:
Yay@sflautas Madrid, Adicae, Izquierda Anticapitalista, Plataforma
Auditoria Ciudadana de la Deuda, Tribunal Ciudadano de Justicia 15M.
En
algunos balcones de la calle de Bravo Murillo se exhibían las banderas
rojas y amarillas para apoyar a la selección española de fútbol, pero en
la marcha ondeaban las banderas republicanas, las de Grecia, una de
Asturias y otras piratas; estas últimas de color negro, con sus
calaveras, tenían escrita la
palabra “Bankeros”. La pancarta con el eslogan de la marcha no siempre
iba en cabeza, por ejemplo, a la Plaza de Castilla llegaron en esa
posición estas cuatro: “Ni un € de dinero público. Dación en pago.
Alquiler social”; “Bankia, usura y corrupción. Condonación”;
“40.000.000.000 € Estafa Madrid”; y otra con el dibujo de un oso ¾como el del emblema de Caja Madrid¾
engullendo casas. La dación en pago y la finalización de los desahucios
fueron reivindicaciones principales; a gritos se decía: “¡Basta ya, ni
un desahucio más!”; “El próximo desahucio será en la Zarzuela”; “Un
desalojo, otra ocupación”; “¡Basta ya de ejecución hipotecaria!”
Bastantes pancartas, portadas por personas mayores, hacían referencia a
las participaciones preferentes: “Si hay dinero para Rato ¿por qué no lo
hay para los afectados por las Preferentes?”; “Bankia, ladrones,
devuelvan nuestros ahorros P. Preferentes C. M. 2009”; “La Caixa estafa
con las Participaciones Preferentes”; “Preferentes Bankia Estafa”.
Durante
la manifestación se pudieron leer pancartas y oír cánticos que
traducían los eufemismos y engaños que mediante el lenguaje los
poderosos quieren imponer en su intento burdo de manipulación. A lo que
ellos denominan “rescate”, los manifestantes llaman “saqueo”, “robo”,
atraco”. Pancartas: “Rescate bancario = Robo ciudadano”; “Rescate banca =
Atraco social. 15M Rivas”; “Mafiocracia”; “Otro golpe de Estado, pero
esta vez del poder financiero a la población”; “Dictadura bancos, no”.
Voces: “Manos arriba, esto es un rescate”; “Rescatan a banqueros,
despiden al obrero”. En consecuencia, a los responsables se les llamó
“ladrones” y se pidió justicia. Junto al clásico eslogan del 15M “No hay
pan pa’ tanto chorizo” se pronunciaron los siguientes: “Tenemos la
solución, los banqueros a prisión; “Rato, cabrón, al paredón”; “Sí, sí,
sí, la deuda que la pague el FMI”; “Que no falta dinero, sobran
ladrones”; “Banquero, recuerda, tenemos una cuerda”. Emulando la letra
de una canción infantil en una pancarta se leía: “Al pasar por Bankia me
dijo el banquero ‘de aquí los corruptos roban tu dinero’. No soy
corrupta ni lo quiero ser, tú irás a la cárcel y Rato también”.
Pancartas más breves: “Bankia calló, cayó, caerá el PP”; “Bankia al
banquillo, Rajoy, al paro”; “Robo pa’ Rato”; “AlibaBankia y los 40
ladrones”. Precisamente este personaje literario se convirtió en
protagonista cada vez que la marcha alcanzaba la altura de cualquier
sucursal bancaria, pues la gente gritaba: “Ahí está la cueva de Alí
Babá”. Sucursales bancarias cuyos cristales, paredes y cajeros acabaron
forrados con pegatinas y carteles con consignas de la manifestación, por
ejemplo, “El Día de la Bestia”, o con avisos como este: “Precaución con
este banco, sus ahorros pueden estar en peligro. No hace falta decir
que el enfado aumentaba si la sucursal era de Caja Madrid.
“Ladrones”, “Estafadores”, “Hijos de puta”, “Fuera”
En
el cruce de Bravo Murillo con la Plaza de Castilla los asistentes, a su
paso por los juzgados, exclamaron: “Los banqueros robando, los jueces
ayudando”. Más adentrados en la plaza, el ruido y el tono de voz se
eleva aún más para corear “A por ellos, óe”, “A por Bankia, oé”. Algunos
fotógrafos se han subido a esa especie de pedestal que conforma la gran
glorieta de la Plaza de Castilla y en el que se ubica el Monumento de
la Caja, más conocido como el “Obelisco de Calatrava”. Mientras la
multitud bordea en su recorrido la glorieta, más fotógrafos y
participantes se suben a la plataforma del “obelisco”. De camino a la
torre de Bankia la gente sigue gritando sus consignas, por ejemplo,
“Urdangarin, a la cárcel con Botín”. Nada más llegar a la acera hay un
fuerte cordón policial que impide acercarse al edificio. El ruido se
intensifica. La muchedumbre comienza a tocar todo lo que ha llevado para
hacerse oír: se trata de la cacerolada acompañada de tambores,
silbatos, vuvuzelas, botellas de plástico llenas de piedrecitas,
pitidos. El estruendo es ensordecedor, los que se han colocado junto
a las vallas publicitarias que bordean las aceras del intercambiador de
transportes han empezado a dar golpes con las manos y los pies sobre el
metal de esas vallas; su único fin es provocar más ruido. Además, la
gente grita y señala con el dedo a lo alto del edificio: “Arriba está la
cueva de Alí BaBá”. Otra vez exclaman: “Tenemos la solución, lo
banqueros a prisión”. Pero quieren que se note más su indignación o
cabreo y empiezan a vocear repetidamente: “Culpables, culpables…”;
“Ladrones, ladrones…”; “Estafadores, estafadores…”; “Hijos de puta,
hijos de puta…”; “Fuera, fuera…” Los subidos al pedestal de la costosa
horterada de Calatrava están también mirando para la torre de Bankia,
parece como si hubiesen tomado posición desde la ladera de una pequeña
montaña. Han desplegado una pancarta en inglés para que se entere el
mundo: “Money kills”. Siguen haciendo fotos a los que están en la
calzada, y los que están en la calzada se las hacen a ellos.
“¿Dónde está el número de placa?”
En
la acera donde se sitúa la torre de Bankia hay una marquesina y, hacia
adentro, unos bolardos antes de llegar al edificio. Justo al pie de
estos bolardos, por el interior, se ha colocado el cordón policial
formado por agentes que llevan chaleco y casco. Pues hasta el mismo
cordón policial, rozándolo, han llegado los manifestantes, situándose a
un lado y a otro de la marquesina. Tanto a la izquierda como a la
derecha de la torre de Bankia hay furgones de la Policía Nacional.
Todavía resplandecía el sol cuando un gran número de personas se
desplazó hacia arriba, por encima de la marquesina. Gritaban y se
agolpaban frente al cordón policial. Una señora preguntó a los que tenía
más próximos: “¿Han detenido a alguien?” Después añadió: “Ninguno de
esos que están ahí lleva visible el número de placa. Es ilegal. ¿Dónde
está la prensa?” Tras el revuelo, la calma. La permanencia ante la torre de Bankia fue
de casi una hora durante la cual el ruido y los cánticos iban
disminuyendo según los congregados se dispersaban. En la glorieta, al
haber menos gente, los policías van aproximándose con las lecheras:
cinco furgones flanquean la glorieta por el sur y otros cinco por el
norte. Los agentes a pie, parados junto
a los vehículos, no llevan el chaleco puesto, visten gorras aunque el
casco lo llevan pendiendo de la cintura. Con el tiempo se van añadiendo
dos automóviles de la Policía Nacional que se sitúan en el sur de la
glorieta, junto a los furgones. Cerca de las diez de la noche, muchos de
los allí reunidos corrieron para el otro
lado de la marquesina, esta vez hacia abajo. Se arriman al cordón
policial y a pleno pulmón gritan: “¿Dónde está el número de placa?”
Algunas botellas de plástico vacías vuelan sobre las cabezas. Los
manifestantes cuando hay incidentes con la policía no huyen, al
contrario, se amontonan junto a los agentes, cara a cara, y los
increpan: “Vergüenza me daría ser policía”; “Aquí está el fracaso
escolar”; “Que no, que no, que no tenemos miedo”.
“Madrid obrero apoya a los mineros”
A
lo largo de la manifestación afloraron diversos temas: se volvió a
protestar contra los recortes en sanidad y educación, se rechazó la
reforma laboral y se apeló a otra huelga general. Los asistentes se
acordaron del pueblo griego y les ofrecieron su apoyo: “Solidaridad con
el pueblo griego”; “Grecia, España, les vamos a dar caña”. Y, por
supuesto, se corearon consignas que reconfortan y animan en la lucha de
clases del tipo “El pueblo unido jamás será vencido” o “¡Viva la lucha
de la clase obrera!”. Especialmente se alzó la voz a favor de los
mineros que están realizando jornadas de huelga y protestas en las
cuencas de Asturias, León y Aragón; se dijo: “Madrid obrero apoya a los
mineros”. Hacia la mitad de la marcha un grupo numeroso de hombres de
distintas edades con el puño en alto entonaron la canción En el pozo María Luisa.
Por la parte delantera de la manifestación, que es donde se ubicaban,
se hizo el silencio para escuchar con respeto y admiración una melodía
popular y un mensaje de compañerismo y dolor: “En el pozo María Luisa /
tranlaralará, tranlará, tranlará / murieron cuatro mineros. / Mira, mira
Maruxina, mira, / mira como vengo yo. /Murieron cuatro mineros. / Mira,
mira Maruxina, mira, / mira como vengo yo. / Traigo la camisa roja /
tranlaralará, tranlará, tranlará / Mira, mira Maruxina, mira, / mira
como vengo yo. / De sangre de un compañero…” Acabada la canción, a la
altura de Sor Ángela de la Cruz, sonó otro petardazo, el cual fue
seguido de algunos aplausos, como cada vez que se quería hacer patente
la solidaridad con los mineros. |
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