Ya sabemos que el
lenguaje puede ser usado para manipular pensamiento y conducta. Una de las
fórmulas consiste en crear nuevos términos -normalmente compuestos y cargados
de valor ideológico- para denominar realidades, hechos o acciones que ya
conocíamos con un nombre más sencillo. Muy comentado en su tiempo fue el caso
de la expresión “impuesto revolucionario”, que aparecía una y otra vez en boca
de periodistas y políticos hasta que alguien comenzó a llamarlo “extorsión” o
“chantaje”; su verdadero nombre, los dos
componentes del signo lingüístico –significante y significado- completamente
ajustados a lo que se ha llamado así toda la vida. Pues lo mismo ocurre con las
“ruedas de prensa sin preguntas”, que precisamente por carecer de preguntas no
son ruedas de prensa, sino comunicados. El diccionario de la Real Academia
Española (RAE) define “rueda de prensa” como:
Reunión de periodistas en torno a una figura
pública para escuchar sus declaraciones y dirigirle preguntas. Por tanto, decir de una rueda de prensa que
es sin preguntas parece contrario a su propia definición. No hay rueda de
prensa sin preguntas y si la hay, será otra cosa, hasta ahora esa cosa existe y
los periodistas conocen de sobra su nombre: “comunicado”; “comunicado oral”, si
se prefiere. Justamente es eso: la lectura de un comunicado por parte de
alguien relevante (un político, un gobernante, un artista…). Puede que lea lo
escrito en un papel, que se lo sepa de memoria o que improvise, pero eso es lo
de menos. Lo grave es que los periodistas caigan en la trampa: acepten la
imposición de las “nuevas nociones” y actúen manipulados conforme a ellas. Pero,
también, pueden desenmascararlas, precisamente con el lenguaje y mediante un
mecanismo muy simple: recurriendo a nuestro léxico ya establecido y comúnmente
compartido. Es lo que todos conocemos como “llamar a las cosas por su nombre”. No
viene mal tener a mano un diccionario. Para la RAE “comunicado” es: Nota, declaración o parte que se comunica
para conocimiento público. Muchos grupos –partidos, asociaciones,
sindicatos, bandas terroristas, grupos religiosos, empresas- emiten
comunicados, a veces también los llaman “manifiestos”, “proclamas”, “anuncios”,
“mensajes”. No es nada nuevo en el trabajo periodístico. Que venga de un
político o de un cargo gubernamental tampoco es novedad, lo único distinto es
que lo quieren presentar como rueda de prensa cuando no lo es.