La cicatriz va desde la oreja hasta la boca; se aprecia el tono azulado del hilo que la cose. Asoman los pelos de una barba afeitada no hace muchos días. Se adivina la cara de un hombre joven. No se ven ni los ojos ni la nariz ni los labios, tan solo el carrillo con los puntos de sutura. Quienes han difundido la fotografía por las redes sociales indican que es la cara de uno de los chicos apuñalados por neonazis en San Sebastián de los Reyes (Sanse) en la madrugada del cuatro de marzo. Según la octavilla de Alcosanse Antifascista que repartieron en la manifestación, el joven también fue apuñalado en el costado “pasándole el cuchillo a dos milímetros del pulmón, provocándole un neumotórax”. En la octavilla se explica que “dos jóvenes estaban caminado por la calle cuando fueron asaltados por un grupo de neonazis que, al grito de ‘guarros’ y ‘rojos de mierda’, la emprendieron a golpes y puñaladas con ellos”. El otro joven apuñalado tiene 36 puntos de sutura en una mano y cinco en la cara, según el mismo papel. Por las redes sociales también han difundido, relacionándolo con este suceso, dos fotografías más, una con una camiseta deportiva manchada supuestamente de sangre y otra con una cazadora destrozada. La octavilla dice que el joven más gravemente herido ha estado en la UCI, aunque ya ha recibido el alta médica. Los dos jóvenes son de Alcobendas pero fueron agredidos en una calle de San Sebastián de los Reyes. Se trata de dos grandes poblaciones del norte de la Comunidad de Madrid; una está al lado de la otra. Sus vecinos suelen realizar acciones conjuntas, incluso emplean el término Alcosanse para identificar un agrupamiento o acto común. La manifestación del sábado doce de marzo contra las agresiones neonazis es uno de esos actos, comenzó a las seis de la tarde en la plaza Mayor de Alcobendas y estaba previsto que finalizase en la plaza del Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes, pero allí había instalado un mercadillo medieval, por lo que acabó un poco más allá, en una placita de la calle Real, donde se procedió a la lectura de un manifiesto.
“Vuestra indiferencia nos apuñala”, dirigido a las autoridades
En los dos textos, la octavilla y el manifiesto leído al final, se critica que los presuntos agresores —entre ellos señalan a un neonazi apodado “El Fofi” y un menor que ha estado detenido tres veces en quince días— ya hayan sido puestos en libertad, y se denuncia la impunidad que disfrutan estos “grupúsculos fascistas”. Los manifestantes critican la pasividad de las autoridades policiales, judiciales y municipales. Rechazan que el asunto sea considerado por el Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes un conflicto entre bandas rivales, más cuando “hasta el propio alcalde ha sido amenazado por estos sujetos”. Para Alcosanse Antifascista, grupo autor de ambos escritos, se trata de “un problema de presencia nazi en nuestros barrios y todo lo que ello conlleva de racismo, machismo, homofobia e intolerancia a lo diferente” (octavilla).Si existe rivalidad la entienden así: en un lado, “dos pueblos que luchan unidos por la libertad y la justicia”; y en el otro lado, “una banda de energúmenos ignorantes dirigidos por el odio y sin ética ni moral que intentan frenar esta lucha, haciendo el servicio de matones a los que tienen el poder en este país”(manifiesto). Esta última frase, como se observa, encuadra el problema dentro de la lucha de clases. También se quejan de que el Ayuntamiento de Alcobendas haya quitado las pancartas que convocaban a la manifestación y haya amenazado con multas. En definitiva, dirigiéndose a las autoridades, las culpan: “Vuestra pasividad y vuestros impedimentos a la respuesta legítima a esta y todas las agresiones por parte de estos grupos os posiciona, y lo hace del lado de los agresores”; y añade seguidamente uno de los lemas de la protesta pero dirigido a la segunda persona del plural, las autoridades: “Y es vuestra indiferencia la que nos apuñala”. (Exactamente el lema es “Tu indiferencia nos apuñala”, así fue coreado en la protesta y se entiende que va dirigido a cualquiera que no muestre interés por el problema).
La “respuesta legítima”
La pancarta de cabecera reza “Ninguna agresión sin respuesta. Alcosanse Antifascista”. No se especifica cuál ha de ser la respuesta porque se supone que es la propia manifestación. Esta idea queda reforzada en el comunicado leído al final, cuando se indica que “esta manifestación es la mejor manera de demostrar” que no se trata de reyertas entre bandas. En dicho manifiesto, cuando se denuncian los impedimentos del Ayuntamiento de Alcobendas porque procedió a retirar las pancartas de la convocatoria de la manifestación, se refieren a ésta como la “respuesta legítima” a las agresiones neonazis.
Los antifascistas y la policía velando por la seguridad
La marcha comenzó media hora más tarde de la hora indicada, ya que se estuvo aguardando un tiempo para que llegasen al punto de partida, la plaza Mayor de Alcobendas, los vecinos de ambas localidades, pero, sobre todo, los jóvenes antifascistas procedentes de diversas poblaciones de la Comunidad de Madrid. Algunos de estos jóvenes presentaban una determinada estética en sus peinados y en su indumentaria, aunque esto no era muy general ni lo que les distinguía; lo que les hacía reconocibles como antifascistas eran sus banderas de un solo color: unas, rojas; otras, negras. También ondearon una banderola de la Coordinadora Antifascista y un par de banderas republicanas. Las chicas y los chicos que llevaban un brazalete rojo constituían el dispositivo de seguridad desde el interior de la propia protesta. Se situaron en los laterales del grueso de la manifestación. Algunos de ellos, al principio de la marcha, parecían preocupados por no dejar los flancos al descubierto, por tapar todos los huecos. La seguridad se convirtió en algo muy relevante durante la protesta. El enorme despliegue policial en unas ciudades tan tranquilas asombró a propios y a extraños. Hicieron acto de presencia coches y motos de la policía municipal de las dos ciudades en la parte del trayecto que correspondía a sus respectivos territorios, y los furgones y agentes de la Policía Nacional custodiaban la manifestación por todas partes y en todo momento. En la avenida de España —común en algunos tramos a los dos municipios— los agentes de la Policía Nacional estaban en la acera de Alcobendas y en el separador de las dos corrientes de la circulación; en cada uno de estos lados la distancia entre un agente y el siguiente era alrededor de tres metros. Llevaban el casco colgando de la cintura y alguno se tapó la cara dejando visibles tan solo los ojos. La vigilancia policial y la realizada por los propios manifestantes conformaban unas barreras que hacían difícil salir o entrar en la protesta, aunque, desde luego, se podía hacer. Algunos vecinos participantes de las dos ciudades se sorprendieron al ver que no se avanzaba por la avenida de España hacia la calle Real de Sanse, sino que el recorrido iba a ser por la avenida de la Sierra y otras calles supuestamente menos concurridas, no obstante no hubo quejas que destacar y los congregados, casi como un bloque, siguieron a los furgones policiales que guiaban la caminata. La protesta duró alrededor de dos horas y transcurrió pacíficamente, aunque la sensación de que aquello podía estallar y de alto riesgo se mantuvo de principio a fin. Incluso, una vez acabada la protesta, los vehículos de la policía continuaban por las calles, especialmente por las más próximas a la estación del tren de Cercanías.
“Disolución bandas nazis”
Nada más echar a andar los reunidos corearon las emblemáticas proclamas “¡No, no, no pasarán!” y “Madrid será la tumba del fascismo”. Lógicamente la mayoría de las consignas orales y escritas eran de repulsa contra los neonazis y los fascistas, y contra ellos plantean la lucha desde los barrios donde la participación de los vecinos es más directa; se voceó: “No (2), nazis no (2)”; “Fuera fascistas de nuestros barrios”; “¡Vecino, alerta, hay nazis en tu puerta!”; “Los barrios los defiende la juventud rebelde”. A los nazis y fascistas se les rechaza por su carácter brutalmente violento: “Sin cuchillos no sois nada”; “Vosotros, fascistas, sois los terroristas”. A lo largo de toda la protesta se vinculó la existencia de nazis y fascistas con la lucha de clases: “Los ricos señalan, los nazis apuñalan”; “No es delincuencia, es lucha de clases”; “Nativa o extranjera, la misma clase obrera”. Fue la Asociación de Madres contra la Represión quien en su pancarta formuló la exigencia más clara y contundente expresada de forma muy escueta: “Disolución bandas nazis”.
Una buena parte de las consignas orales expresaron un discurso tremendamente radical, no sólo contra los nazis, sino también contra la policía. Se trataba de frases muy agresivas contra los nazis en las que se hacía referencia, por ejemplo, a cuerpos destrozados; en cierto modo hablaban de lo mismo que repudiaban, la violencia, lo que no deja de ser un contrasentido. Algunos manifestantes comentaban tímidamente esta agresividad en el lenguaje y se percibía que estaban incómodos. Por su parte los policías inevitablemente tuvieron que oír mensajes en los que se les mencionaba, sin embargo se mantuvieron con templanza y serenidad cumpliendo su obligación de custodiar la marcha.
El recuerdo de los “caídos” por la violencia fascista
En la manifestación se pasearon pancartas en memoria de las víctimas de las agresiones fascistas. En una se leía “Si dejamos que el tiempo cierre las heridas… terminaremos por chocar con la misma piedra. Richard, 20 años sin ti, siempre en nuestro recuerdo. Alkorkón ahora y siempre contra el fascismo”. Otras dos pancartas tenían la imagen de Carlos Palomino; una decía “Carlos, 8 años sin ti, 8 años contigo”, y la otra, “Ni olvido ni perdón. Sólo mueren aquellxs que son olvidadxs. Madrid siempre antifascista”. También se voceó “Carlos, hermano, nosotros no olvidamos”. En recuerdo de Francisco Javier Romero Taboada, Jimmy, hincha del Deportivo de La Coruña que falleció tras un tumulto en Madrid en 2014, se gritó “Jimmy vive, la lucha sigue”.
Durante el manifiesto también se rememoraron los nombres de las víctimas intentando abarcarlas a todas, a las de ayer y a las de hoy, con estas palabras: “[…] somos el refugiado muerto en el mar, somos el inmigrante discriminado por su color de piel, somos cada madre y cada padre que madruga para dar de comer a sus hijos, somos el homosexual agredido, somos cada mujer víctima de la violencia de género, somos cada joven sin futuro, somos cada niño que muere de hambre, somos Carlos, somos Clement, somos Jimmy, somos Guillem, somos todos y cada uno de los antifascistas caídos, somos todos y cada uno de los republicanos muertos y represaliados en la Guerra Civil”.
Los que no se interesaron por la protesta
Durante la manifestación no se vieron pancartas ni banderolas de partidos políticos, sindicatos o movimientos sociales, aunque la ausencia que más cabe destacar es la de los medios de comunicación de masas, ni siquiera acudieron los locales. Ni despliegue de fotógrafos, ni cámaras de televisión ni micrófonos de las emisoras de radio de la zona Norte. Los únicos que hacían fotografías y grababan en vídeo eran los propios participantes. Los medios de comunicación masivos —incluso los alternativos— han reproducido la crónica de las agresiones neonazis como si de fotocopias se tratara, sin embargo han obviado la manifestación. Ni una línea para unos ciudadanos que, ante unas agresiones físicas brutales, han respondido pacíficamente, ejerciendo el derecho de reunión (manifestación) y la libertad de expresión. Es evidente que los medios de comunicación no han sabido dar a la valentía y el comportamiento de los manifestantes la relevancia que merecen.
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