En la multitudinaria manifestación feminista del 7 de noviembre que comenzó a mediodía en el Paseo del Prado, recorrió Cibeles, Alcalá y Gran Vía, y a las tres y media de la tarde finalizó en la confluencia con la plaza de España, el lema de la pancarta de cabecera estaba escrito en las cuatro lenguas oficiales y en plural: “Contra las violencias machistas”. Este lema se repetía en las pancartas de bastantes colectivos llegados a la capital desde diferentes poblaciones de todo el territorio español. De la misma manera en el nombre de la convocatoria: I Marcha Estatal contra las Violencias Machistas. Está escrito en plural porque este tipo de violencia se da en distintos ámbitos y de diferentes formas. En el manifiesto de la protesta se citan algunos de estos ámbitos, por ejemplo en esta exigencia: “Que la lucha y los recursos incluyan tanto la violencia que ejerce la pareja o ex pareja como las agresiones sexuales, el acoso sexual en el ámbito laboral, la trata con fines de explotación sexual/laboral de mujeres y niñas y todas las violencias machistas”.
Los medios de comunicación social han recogido las peticiones de la marcha mencionando principalmente las que aparecen en el manifiesto, siendo la más resaltada de todas ellas la primera: “Que la lucha contra el terrorismo machista sea una cuestión de estado”. Aparte de estas demandas, en la protesta los manifestantes con sus pancartas, sus actos simbólicos y sus voces introdujeron más reivindicaciones, denuncias y opiniones. El periodismo predominante ha reflejado solo una parte de todas las expresiones que hubo, esto es, ha hecho referencia a determinados lemas y actuaciones y ha obviado los de mayor rudeza y los más radicales, ya sea por motivos ideológicos, por mantener un lenguaje políticamente correcto o por las propias rutinas periodísticas. Así pues, en la mayoría de informaciones es fácil encontrar referencias a la performance de Women in Black y al acto simbólico de colocación de flores en Cibeles realizado por Generando Arte, sin embargo es más difícil hallar algo acerca de la exhibición de autodefensa que hicieron un grupo de mujeres con la cara cubierta o detalles sobre los bailes y cánticos alrededor de la imagen del llamado “Santo Coño”. En consecuencia, este tratamiento mediático da lugar a una visión muy limitada de la protesta, de sus contenidos y sus formas. Dicho más llanamente, en la marcha contra las violencias machistas hubo mucho más de lo que el lenguaje políticamente correcto de algunos medios permite contar. Eso sí, se puede decir que todos los simbolismos y expresiones coexistían pacíficamente, desde lo más convencional y emotivo hasta lo más rudo y bestial. Respecto a la presencia de mujeres con el rostro tapado, puede deberse a que parte de ellas sigan los usos y hábitos de la parafernalia radical, aunque también hay que tener en cuenta que para algunas mujeres maltratadas resguardar la imagen de su cara es una medida de seguridad.
Para la mujer, cambio de mentalidad. Para el machista, rechazo radical
Los mensajes de las pancartas de las organizaciones más grandes se dirigían a la sociedad y a las instituciones; su lenguaje era correcto, formal. Las pancartas de los colectivos más pequeños, las acarreadas individualmente y, sobre todo, las consignas voceadas asimismo se dirigían a instituciones y autoridades, pero además incluían mensajes concretos para guías religiosos, jueces, periodistas, educadores, en fin, para diversos agentes y, por supuesto, para los directamente implicados: la mujer y el machista. Para la fémina son los mensajes que proponen un cambio de mentalidad sobre las relaciones afectivas; para el agresor, los más extremos y brutales. En general, eran los jóvenes –chicos y chicas– los que se desgañitaban empleando el lenguaje más feroz contra el maltratador. La proclama “Ante la duda, tú, la viuda”, presente en alguna pancarta pero, sobre todo, coreada a pleno pulmón por diversos grupos de jóvenes a lo largo de la marcha da lugar a opuestas interpretaciones: por una parte puede considerarse durísima, de extrema crudeza; por otra, se puede pensar que simplemente está apoyando un cambio de mentalidad en la mujer que le ayude a sobrevivir. En cualquier caso, esta frase recoge perfectamente la tónica de los mensajes destinados a la mujer y al machista. Exhorta a la mujer a salvarse ella en caso de tener que elegir entre su vida y la del agresor. A este último indirectamente le indica el máximo rechazo. El objetivo es acabar con el machismo y para eso los machistas se tienen que extinguir; no valen las medias tintas, el mensaje es tajante: “Aplaudan, no dejen de aplaudir / los machistas de este mundo se tienen que morir” (cántico).
Para la protección de la propia vida las consignas orientaban a la mujer hacia un cambio de ideas respecto al amor, la familia o el matrimonio. En la marcha se pronunciaron proclamas que en cierto modo los desmitifican, quiebran su idealización. En especial, las frases advertían sobre lo que es y no es amor. Los grupos juveniles lo coreaban en un lenguaje coloquial pero concluyente: “El amor no es la hostia”. Otros ejemplos en pancartas: “No es digno ni es amar, el maltrato soportar”; “Si el amor aprieta, no es tu talla. Entrejóvenes Fuenla”; “El maltrato familiar, despreciable y criminal”.
Reivindicación de las palabras precisas: “asesinadas”, “asesinos”
En la actuación de Women in Black las siluetas de las mujeres que yacen sobre el asfalto son marcadas con una tiza para que así se identifiquen inmediatamente como “asesinadas”, utilizando el conocido simbolismo que se usa en las películas. El objetivo es que se diferencie entre las mujeres muertas y las asesinadas, respecto a las últimas siempre hay culpables: los asesinos —sus parejas o ex parejas—. Para remarcar la gravedad de los crímenes y para ser conscientes de los asesinatos incesantes, los mensajes de la protesta exigen un cambio en el lenguaje que se utiliza, haciendo especiales llamamientos a los medios de comunicación, por ejemplo, estas pancartas: “Periodista, sé realista, ellas no se mueren, ellos las matan”; “No somos números, somos vidas”. También se voceó la conocida frase “No son muertes, son asesinatos”, empleada en las protestas contra los suicidios por desahucios o en las de los enfermos de hepatitis C. La pancarta que llevaba la Asamblea Feminista Panteras hacía mención expresa de quienes eran los asesinos: “No nos hallan muertas, nos han matado hombres”. Por supuesto, se pidió que cesen los crímenes: “Ni una menos” (ni una mujer menos) o “Ni una más” (ni una asesinada más).
Es habitual que en la lucha feminista las altas cifras de asesinatos machistas se comparen con las del terrorismo de bandas organizadas, cosa que también se hizo en la protesta: “Vosotros machistas, sois los terroristas” (voz); “Stop terrorismo machista. CGT” (pancarta). A pesar de esto, hay diferencias en la percepción que algunas personas y autoridades tienen de la gravedad del terrorismo machista y la del terrorismo organizado. Como se ha dicho a lo largo de la marcha fue constante la reivindicación de las palabras exactas: ellas, “asesinadas”; ellos, “asesinos”. Estos términos son necesarios para hacer visible mediante el lenguaje algo que hasta ahora parecía oculto, y ello es así porque del asesinato machista el conjunto de la sociedad no es tan consciente como del cometido por una banda terrorista. En este último caso tras el asesino hay una organización determinada, sin embargo en el caso de los asesinatos machistas tras el asesino hay algo más difuso, esto es, unos valores, unas normas, unas ideas, incluso una cultura que todo lo impregna: el machismo. Una pancarta dividía en tres ese ambiente violento en el que se vive inmersas: “1º Imponer, 2º pegar, 3º matar”. Entre los textos de la protesta se pudo leer la célebre cita de Benoite Groult: “El feminismo nunca ha matado a nadie. El machismo mata cada día”.
Autodefensa y seguridad institucional
En la manifestación participaron varias batucadas en las que predominaba la presencia femenina. Una de ellas iba precedida por un grupo de mujeres que realizaron exhibiciones de autodefensa. Eran muy jóvenes, vestían de negro y durante la demostración se cubrieron el rostro con pañuelos, bufandas o caretas. En sus camisetas ponía “Autodefensa Transfeminista Las Turas”. Una de ellas, situada en el medio, o sea, detrás del grupo de exhibición pero delante de las que llevaban los tambores, tenía la voz de mando: “Defensa arriba, guardia, puño a la cara”. Al tiempo que resonaban sus palabras, el grupo delantero ejecutaba las órdenes. Al terminar los espectadores de alrededor aplaudían y todos gritaban “Contra el patriarcado y su violencia, autodefensa”; “Si nos tocan a una, nos tocan a todas”; “No es un caso aislado, se llama patriarcado”.
Durante la caminata se pudieron leer peticiones destinadas a lograr más seguridad institucional para la mujer, por ejemplo: “Exigimos más medidas de seguridad”. Otra pancarta demandaba “Más información para jueces, fiscales, policías y psicólogos”. Había carteles con el teléfono de ayuda a la mujer que no deja rastro en la factura: “016 Denuncia el maltrato”. Una queja resonó a gritos: “Denuncia archivada, mujer asesinada”.
La libertad y el propio cuerpo
En una democracia se supone que todas las personas tienen derecho a la integridad de su cuerpo, pero el machismo se caracteriza por no respetar el de la mujer, por controlarlo y vulnerarlo. Las mujeres reivindican tener una libertad y una movilidad iguales a las que tienen los hombres, sin tener miedo a ser maltratadas o violadas, por eso coreaban: “La calle y la noche también son nuestras”. Se reclama libertad para un cuerpo que únicamente le pertenece a ella y sobre el que solo ella decide: “Mi cuerpo, mis normas”; “Mi cuerpo no quiere tu opinión”; “Mi cuerpo es mío, no se toca” (pancartas).
La reivindicación del propio cuerpo incluye especialmente la libertad en las relaciones sexuales de las féminas. Se rechazan las agresiones y se deja claro que “Sin consentimiento, es violación” (voz). Ante la opresión que el machismo ejerce sobre el cuerpo femenino, las jóvenes gritaban: “Mi vida, mi cuerpo, mi forma de follar no se arrodillan ante el sistema patriarcal”. Asimismo se reclamó libertad a la hora de elegir el sexo de la pareja y mofándose de las conocidas explicaciones de Ana Botella contra el matrimonio homosexual cantaban: “Me gustan las peras, me gustan las manzanas, y me voy a la cama con quien me da la gana”. Los límites del Gobierno en la interrupción del embarazo de las menores de 16 y 17 años también fueron contestados: “Queremos abortar sin permiso de papá”; y se coreó el clásico “Nosotras parimos, nosotras decidimos”. Sobre el poder que las religiones pretenden ejercer sobre las mujeres hubo estos mensajes: “Ya seas cura o imán, a la mujer, igualdad”; “En España, Iglesia y Estado, con las mujeres se ensañan”.
Como en otras protestas feministas celebradas en Madrid —por ejemplo, las del 8 de marzo— en esta marcha estatal participaron las mujeres que portan la imagen de una vulva cubierta con un manto violeta sobre dos palos, de modo similar a como se llevan en procesión las tallas religiosas. Alrededor de ella se bailaba, se cantaba y se la jaleaba. Se referían a la imagen con distintos nombres, siendo el más mencionado el de “Santo Coño”. A esta ya famosa imagen se sumó otra vulva que llevaba una mujer colocada en su espalda como si fuese una mochila enorme. La danza de las vulvas se producía en Gran vía, bajo los grandes letreros de las salas de espectáculos, rodeada de gente que cantaba, aplaudía, fotografiaba o grababa. Con este divertimento una parte de manifestantes ponía el término a su presencia en la caminata. Mientras tanto, otro gran número de asistentes se situaba frente al escenario, ubicado en la confluencia con la plaza de España, para escuchar las canciones de la Solfónica, encargada de poner colofón a la marcha. Desde este escenario se dieron las gracias al Ayuntamiento de Madrid y al Movimiento Feminista de todo el territorio español. Se insistió en que es “cuestión de estado” y en que “el terrorismo machista tiene que terminar de una vez”. Después se voceó repetidamente “¡Viva el feminismo!” y “Sí se puede”.
Otras pancartas
“No es odio, es indignación”
“La educación es la vacuna contra la violencia. ¡Educando en la igualdad”
“La violencia en el hogar se propaga más allá”
“Sin igualdad no hay democracia”
“Transfobia es violencia”
“No queremos un futuro, queremos un presente”
“Pegar, jamás!”
“No toleres el maltrato”
“Ni sumisas, ni pasivas. Estudiantes combativas”
Otras consignas voceadas y cánticos
“Aquí estamos, nosotras no matamos”
“Estamos hasta el culo de tanto machirulo”
“El reparto de tareas que se estudie en las escuelas”
“A igual trabajo, igual salario”
“Contra la violencia ni un paso atrás”
“¡Qué viva la lucha de las mujeres!”
“¡Alerta, que camina la lucha feminista, rebelde y combativa!”
“Vamos a quemar (2) / la Conferencia Episcopal / por machista y patriarcal”
“¡Qué viva la lucha de la mujer obrera!”
“Obreras somos, obreras seremos y a los machistas machacaremos”
“Machista, cabrón, no tienes corazón”
“Madrid será la tumba del machismo”
“La Mari Carmen, quién te ha visto y quién te ve / antes era una esclava / ahora feminista es. / La Mari Carmen no quiere coser / la Mari Carmen no quiere fregar / la Mari Carmen quiere trabajar”
“¿Dónde están, no se ven, los machistas del PP?”
“Ninguna agresión sin respuesta”
“Ni dios, ni amo, ni patriarcado”
“¡Alerta (2), que ya estamos aquí / la lucha feminista / por las calles de Madrid!”
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