“No vais a ir a la cárcel”, dijo Jaime Cedrún, secretario general de CC OO de Madrid, a los compañeros desde la plataforma ligeramente elevada situada en la Puerta del Sol. Añadió: “Después de 37 años de Constitución nadie por ejercer este derecho debe ir a la cárcel”. En esa misma cantidad de años insistió el secretario general de UGT de Madrid, Carmelo Ruiz de la Hermosa: “Parece mentira, después de 37 años, una manifestación para que no nos traten como a delincuentes”. Estas palabras, pronunciadas por estos representantes sindicales, son parte de los discursos que pusieron el cierre a la manifestación celebrada en Madrid el 18 de febrero de 2015 con motivo de la Jornada de Acción Mundial en Defensa de las Libertades y del Derecho de Huelga. Es una iniciativa de la Confederación Sindical Internacional (CSI) que en España han secundado CC OO y UGT convocando protestas en varias ciudades. La manifestación de Madrid comenzó a las seis de la tarde en la plaza de Cánovas del Castillo (Neptuno) y finalizó en la Puerta del Sol. Las principales reivindicaciones fueron la libertad de los sindicalistas procesados, la derogación del artículo 315.3 del Código Penal —contempla penas de prisión para los que coaccionen a otros a iniciar o continuar una huelga— y la retirada de la Ley de Seguridad Ciudadana. En el lenguaje popular y simbólico de la protesta estas peticiones quedaron plasmadas en tres consignas coreadas por los asistentes: “Libertad, detenidos por luchar”. “Huelga no es delito”. “La ley mordaza para su puta madre”.
La pancarta de cabecera llevaba la misma leyenda que la jornada, es decir, “En defensa de las libertades y del derecho de huelga”, pero no iba precisamente en cabecera, le antecedía un enorme lazo naranja en posición horizontal sujetado por los trabajadores de RTVE. Ondeando por el aire se veían banderolas de CC OO, UGT, IU, Juventudes Comunistas y alguna del PCE. A pesar de la gravedad del tema, la cita no atrajo a los sindicatos minoritarios ni a otros colectivos —sus banderolas y pancartas no estaban presentes—, ni siquiera asistieron como “bloque crítico”, nombre que se suelen poner para acudir a las convocatorias de las dos grandes centrales sindicales, aunque dejando patente las discrepancias que los separan. No solo se percibía esta distancia entre los ausentes y los presentes, sino que entre los que asistieron también había diferencias: las que existen entre las cúpulas y las bases y que se evidencian en divisiones internas. Así, una vez pasada la cabecera, donde suelen ir los líderes protegidos por una barrera de sindicalistas ataviados con chalecos, se llega al cuerpo de la protesta en el que el grupo crítico Ganemos CC OO repartía hojas en las que se podía leer: “La apropiación de casi 800.000 euros por seis consejeros de CC OO, participando del saqueo de 15,5 millones de euros perpetrado en Caja Madrid y Bankia, ha desatado un torrente de indignación en las filas de nuestro sindicato”. A continuación se exponen diez propuestas para la regeneración del sindicato. La primera de ellas dice: “Abandonar la estrategia fracasada de pacto social y concesiones a la patronal para recuperar un sindicalismo combativo, de clase y democrático”.
Entre los congregados destacaba la presencia amplia y ruidosa de los trabajadores de Coca-cola —en su mayoría con camisetas de CC OO— cuya pancarta rezaba: “No al cierre de Coca-cola Fuenlabrada”. También estaban los trabajadores de Airbus, visibles a través de esta pancarta: “En defensa del derecho de huelga. Solidaridad con Airbus, Jhon Deere. Derogación artículo 315.3 Código Penal”. La de las Juventudes Comunistas recordaba la célebre frase de Marcelino Camacho: “El derecho de huelga se consigue haciendo huelgas”. A la manifestación acudieron representantes del Partido Socialista de Madrid (PSM) y desde el escenario se dijo que habían recibido el apoyo del PSOE, Equo, Podemos, UPyD, asociaciones vecinales y otros colectivos sociales, no obstante, sus símbolos (pancartas, banderolas, camisetas, pegatinas…) no resaltaron a lo largo de la marcha.
Los trabajadores de Coca-cola, la voz de la lucha
Un año de resistencia llevan los trabajadores de Coca-cola y su vigor se hizo notar sobremanera en la protesta. De hecho, los gritos y los cánticos eran alentados desde el equipo de sonido que arrastraban algunos de ellos, ubicados en la parte central de la marcha. Animaron a la masa de congregados a corear las principales reivindicaciones de la jornada: “Libertad, detenidos por luchar”. “Huelga no es delito”. “La ley mordaza para su puta madre”. Vocearon, por supuesto, sus propias demandas: “Coca-cola solo entiende un lenguaje: boicot y sabotaje”; “No consumas Coca-cola”; “Sin readmisión no hay negociación”; “Que sí (3), hemos ganado una sentencia y nos tienen que readmitir”; “Que no queremos su dinero, que queremos trabajar”; “Defendemos el pan de nuestros hijos”; “Fuenlabrada no se cierra”. También mostraron su solidaridad con los enfermos de hepatitis C y con los trabajadores de otras empresas, por ejemplo: “Panrico y Coca-cola, la lucha es una sola”; “Madrid-Río y Coca-cola, la lucha es una sola”. Gritaron quejándose de que gobierne la patronal y a la altura del Banco de España dijeron: “Ahí está la cueva de Alí Babá, del gobernador y sus secuaces”. Los cánticos más exacerbados se dirigían al PP y al Gobierno. Llamaron a la ministra de Empleo, Fátima Báñez, “la sustituta de la duquesa de Alba en nuestros corazones” y le cantaron aquello de “Arriba, arriba, arriba / arriba, todos a luchar / que se metan por el culo, que se metan por el culo / la reforma laboral”. Denunciaron irónicamente la corrupción: “Quiero ser un corrupto del Partido Popular, pa’ podérmelo llevar”. Añadían: “Los de la gaviota, no tienen pelotas”. El mensaje de rechazo más extremo fue para el presidente del Gobierno: “A Rajoy le queremos preguntar ¿cuántos parados hacen falta más para que te vayas a morir a Portugal?”
Entre el “vamos a ganar” y “esto es incontrolable”
A las siete y cuarto los manifestantes alcanzaron la plaza de la Puerta del Sol y la atravesaron hasta situarse frente al escenario, ya próximo a la calle de Arenal. Los discursos principales corrieron a cargo de los secretarios generales de Madrid de las centrales sindicales. El de CC OO, Jaime Cedrún, habló de solidaridad con los compañeros procesados por jueces de instrucción y fiscales y procedió a citar los nombres de algunos de ellos, las empresas con las que se relacionan —Airbus, Coca-cola, del Corredor del Henares y del sector de la hostelería— y los respectivos años de prisión. Como contraste añadió: “Ningún fiscal, ningún juez de instrucción le abre proceso a Coca-cola, a pesar de la sentencia de la Audiencia Nacional”. Dirigiéndose a los compañeros procesados aseveró: “No vais a ir a la cárcel”. Continuó: “Después de 37 años de Constitución nadie por ejercer este derecho debe ir a la cárcel”. En su opinión, Rajoy no tiene “legitimidad para seguir con la ley mordaza ni cambiar el Código Penal”. Indicó que con la ley mordaza se quiere limitar el derecho de reunión y parar el conflicto social. Añadió que quieren impedir protestas en instalaciones públicas, campamentos como el de Coca-cola o que “nos encerremos en la propia empresa”. Comparó las dictaduras con las democracias y dijo que en las primeras se detiene a los trabajadores, mientras que en las segundas esos derechos no se discuten. Hizo un llamamiento a los medios de comunicación de la derecha —“tea party”— y les repitió lo mismo: “El derecho de huelga se ejerce, no se cuestiona”. Señaló que intentan cargárselo desde un planteamiento fascista. Cedrún continuó diciendo que el derecho de huelga no es heredado, sino conquistado y que es un instrumento que ha traído conquistas laborales y sociales. Para concluir lanzó un mensaje de optimismo: “Este conflicto lo vamos a ganar”.
En el turno de la UGT habló Carmelo Ruiz de la Hermosa que, tras decir “Parece mentira, después de 37 años, una manifestación para que no nos traten como a delincuentes”, declaró: “Es un verdadero atropello que lleva a la cárcel a los compañeros”. Recordó el caso de los compañeros de Arcelor, Asturias, para los que piden 21 años de cárcel. Después se preguntó: “¿Cuántos empresarios procesados? Ninguno, que yo sepa. ¿Cuántos impiden que los trabajadores hagan huelga? No hay ninguno que vaya a la cárcel”. Explicó que esto no llega de “forma casual”, sino que es parte de un proceso en el que se ataca a la sanidad y la educación; y después la reforma laboral, que dijeron que era para acabar con la dualidad en la contratación. “Todo, mentira”. Afirmó que han dejado las empresas con menos trabajadores y menos salarios. Según el orador, después llegó el rescate bancario y ahora llega el tiempo de los trabajadores y las trabajadoras. “Es tiempo de huelga”. En su opinión, quieren evitarlo y por eso van a aplicar el artículo 315.3 contra los huelguistas. El líder sindical esbozó una explicación más, según la cual necesitamos al Gobierno tres veces: una, como desempleados para que nos dé cobertura; dos, como enfermos, ya que necesitamos sanidad; tres, para las pensiones y la ley de dependencia. “Todo se lo han ido cargando, saben que hay respuesta social y por eso sacan la ley mordaza”. Antes de finalizar recordaba las principales reivindicaciones: “Vamos a estar pendientes para que los compañeros no entren en la cárcel. Ni ley mordaza, ni artículo 315.3”. Si Cedrún terminó su discurso con un mensaje optimista, Ruiz de la Hermosa lo hizo con uno inquietante: “Esto es solo el principio. Si siguen en esta línea, esto es incontrolable, incontrolable”.
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