El 24 y el 25 de enero las Marchas de la Dignidad convocaron protestas en varias ciudades contra las “leyes mordaza”: Ley de Seguridad Ciudadana, reforma del Código Penal, reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal y Ley de Tasas. En Madrid, la marcha, que se realizó el domingo 25, partió de la Puerta del Sol a las doce y medía y finalizó a las dos de la tarde en el límite de la plaza de las Cortes. El día anterior por la tarde, desde Quevedo hasta Bretón de los Herreros hubo otra manifestación en contra de grupos neonazis. Estos manifestantes protestaban contra el Movimiento Social Revolucionario (MSR), grupo que ha ocupado un edificio en el barrio de Chamberí y que ofrece ayuda a desfavorecidos pero discriminando, es decir, solo para españoles. En ambas manifestaciones tres consignas fueron coreadas a pleno pulmón por sus participantes: “Nativa o extranjera, la misma clase obrera”; “¡No pasarán!”; “Madrid será la tumba del fascismo”. Estas dos últimas frases del lenguaje emblemático antifascista, se emplean, por tanto, por una parte de la opinión pública madrileña no sólo contra los grupos racistas y xenófobos que vuelven a estar en ascenso en algunos países de Europa, sino que también contra el Gobierno de Rajoy y el Partido Popular, a pesar de que hayan alcanzado el poder tras ganar unas elecciones en una democracia representativa. Contra los primeros parece lógico que se voceen tales proclamas pues son grupos cuyas ideas y acciones se asemejan a las de los movimientos totalitarios europeos de la primera mitad del siglo XX, pero ¿por qué se corean también contra el Gobierno de PP? Quizá por ser excesivamente autoritarios y antidemocráticos —ver tercera acepción que recoge el diccionario de la R.A.E. —, ya que durante el Gobierno de Rajoy aparte de estar desmantelándose el estado de bienestar, se está deteriorando la democracia con las “leyes mordaza” y la represión de la protesta y la movilización social; o quizá —sin excluir lo anterior— porque una parte de la población crea que este partido no logra desprenderse de sus vínculos con el franquismo; por ejemplo, es bien conocido que su propio presidente fundador, Manuel Fraga Iribarne, fue ministro durante la dictadura. En cualquier caso, estas consignas son las mismas que se usaron hace ochenta años por parte de la resistencia madrileña durante el asedio de la ciudad. Si en 1937 la pancarta de la calle de Toledo rezaba “¡No pasarán! El fascismo quiere conquistar Madrid. Madrid será la tumba del fascismo”, la pancarta que la Coordinadora 25S exhibe en la protesta el 25 de enero de 2015 dice “¡No pasarán! El fascismo quiere amordazar al pueblo. Madrid será la tumba del fascismo”.
Contra las “leyes mordazas” y la represión ya existente
En la Puerta del Sol, frente a la estatua ecuestre de Carlos III, un pequeño camión animaba con canciones protesta; en su parte trasera se podía leer el extenso texto que habían elaborado las Marchas de la Dignidad para su pancarta: “Frente a su provocación y represión, la dignidad del pueblo. Nos quieren callar, para que no contestemos. Nos quieren criminalizar, para asustarnos. Nos quieren castigar, para escondernos. Queriendo instaurar el derecho administrativo del enemigo”. Como se puede observar la pancarta advierte sobre la criminalización de los que protesten en un futuro inmediato, o sea, nada más entren en vigor la Ley de Seguridad Ciudadana y la reforma del Código Penal, y menciona el derecho administrativo del enemigo que sanciona al sujeto no por el hecho que realiza sino por su condición de “peligroso” o “enemigo”. Para reivindicar el derecho de manifestación otras pancartas más breves se apropian simbólicamente de la calle diciendo “La calle es nuestra”, “La calle es de todos”, en oposición a la frase autoritaria acuñada por Fraga: “La calle es mía”. La plataforma No Somos Delito mostró su habitual pancarta: “Vivir en democracia depende de ti. #Fueramordazas”. La de la Red Solidaria Antirrepresiva, portada por personas mayores, rezaba: “Ni detenciones ni encarcelaciones por luchar”. Se coreó “Ley mordaza, terrorismo estatal”; “Ni esposas ni mordazas ni golpes de culata”; “La mordaza para la Cospedal”. Esto último, que tiene pinta de broma, no llegaba a provocar la risa, el ambiente no era tenso pero tampoco admitía la fiesta.
Durante la marcha algunos colectivos denunciaron la represión de los que luchan que ya mismo se está produciendo, aún sin entrar en vigor las “leyes mordaza”. Al menos tres pancartas con la imagen de un joven exigían la libertad de Alfon, que es como se conoce a Alfonso Fernández Ortega, condenado a cuatro años de prisión por llevar presuntamente explosivos durante la huelga general del 14 de noviembre de 2012, aunque él considera que su proceso ha estado condicionado por motivos “políticos e ideológicos”. Las personas cercanas a la pancarta de la Asociación de Madres contra la Represión gritaban: “Libertad presos políticos”; “Libertad, libertad, detenidos por luchar”; “Nuestros hijos no son delincuentes”; “¡Basta ya de montaje policial!”; “¡Basta ya de juicios políticos!”
La policía no permite finalizar en la plaza de las Cortes
A la manifestación asistieron además de los colectivos ya mencionados, personas que portaban banderolas, pancartas o camisetas de estos colectivos: Red Roja, CGT, PCE, Solidaridad Obrera, Partido Humanista, la Solfónica, l@s yay@flautas. También acudieron los afectados por la hepatitis C, los trabajadores que temen despidos en Coca-cola y Madrid Río, los que denuncian las hipotecas tóxicas de la UCI y algunas asambleas populares del 15M. No hubo incidentes a pesar de los petardos que explotaban de vez en cuando, de algunas consignas muy radicales y de unos jóvenes que enarbolaban banderas totalmente negras e iban con la capucha puesta y la cara tapada hasta por debajo de los ojos.
Los participantes salieron de Sol y recorrieron los carriles de la derecha de la calle de Alcalá hasta Cibeles, donde la barrera policial encaminó la protesta hacia la derecha, por el paseo del Prado; a la altura de Neptuno la marcha vuelve a girar hacia la derecha hacia la plaza de las Cortes, situada frente al Congreso de los Diputados. El paso a la plaza está cortado con vallas y una barrera de agentes de la Policía Nacional. Desde el escenario, colocado de espaldas a las vallas, una joven hace saber que la manifestación se ha cortado en ese determinado lugar “porque lo ha querido la policía, pero no acabababa aquí”. Una vez leído el manifiesto, los concurrentes volvieron a gritar repetidamente el simbólico lema: “¡No pasarán!” El hombre que tomó el micrófono para dar por finalizada la protesta añadió: “Contra su represión, nuestra solidaridad”; “A estos cachorros franquistas no se lo vamos a permitir”.