Las negociaciones del Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversión —más conocido por sus siglas en inglés, TTIP— entre Estados Unidos y la Unión Europea están provocando el rechazo de diversos colectivos en diferentes países. Entre los principales temores que suscita este acuerdo de libre comercio, uno tiene que ver con el Mecanismo de Resolución de Conflictos entre Inversor y Estado (ISDS, siglas en inglés) que, según los grupos contrarios al acuerdo, se trata de tribunales de arbitraje —tildados de “antidemocráticos”, “privados” y “secretos”—, compuestos por abogados corporativos, ante los cuales las grandes empresas podrían pedir indemnizaciones a los estados soberanos si las decisiones de estos para proteger a los consumidores, los pacientes, los trabajadores o el medio ambiente, afectan negativamente a sus beneficios. Según los críticos, el TTIP también podría reducir la seguridad alimentaria, pues propugna la desregularización y con ella la entrada en la Unión Europea de productos químicos y alimentos —entre otros, mencionan los transgénicos— que actualmente están estrictamente regulados e, incluso, prohibidos. En el terreno laboral temen que al equipararse la legislación de Estados Unidos con la de la Unión Europea se limite el derecho de los trabajadores a “auto-organizarse” y la pérdida de millones de puestos de trabajo. “Frenemos las negociaciones del Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversión (TTIP) entre la Unión Europea y Estados Unidos porque intensificará las privatizaciones, ahondará en recortes sociales y pérdida de derechos laborales, y perpetuará la crisis ambiental”; este es el texto de la portada del folleto de Ecologistas en Acción y la Campaña No al TTIP que se repartió en la manifestación de Madrid el 11 de octubre de 2014, Día de Acción Europea contra el TTIP, el CETA y el TISA, y Día Internacional contra el Fracking. La marcha comenzó a las seis de la tarde y recorrió la calle de Atocha, la plaza de Jacinto Benavente y finalizó en la plaza de la Provincia, frente a la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación. Sin embargo, ni el TTIP ni el fracking fueron los únicos temas de la protesta, la movilización fue también de apoyo a Teresa Romero, la técnico de enfermería ingresada en el Hospital Carlos III por padecer ébola, y sobre quien el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Javier Rodríguez, ha realizado declaraciones infames e irresponsables. Es en este contexto donde cobra sentido la pancarta que llevaban los compañeros de Teresa: “Exigimos que las autoridades sanitarias respeten a los profesionales. SAE”. Los dos principales temas de la protesta quedaron unidos en una sola frase coreada por la concurrencia: “Menos tratado, más sanidad”.
Objetivo: parar el TIPP
Es muy difícil lograr una protesta masiva en sábado por la tarde, con el cielo nublado y los relámpagos iluminando intermitentemente la ciudad, pero es más costoso todavía si el tema en cuestión no es muy conocido: los convocantes han denunciado la escasez de información sobre el tratado y la ausencia de la ciudadanía en el proceso de las negociaciones. Aun así, la marcha contra el TTIP ocupó todos los carriles de la calle de Atocha y duró alrededor de dos horas. Las proclamas más coreadas recalcaban el principal objetivo de la movilización internacional: impedir la firma del tratado. La consignas en este sentido eran breves: “No al TTIP”; No al fracking”; “Este tratado lo vamos a parar”. Los mensajes de las pancartas destacaban las posibles repercusiones laborales y medioambientales del tratado, y defendían los derechos de las personas y de los pueblos frente al inmenso poder de las multinacionales. Ejemplos: “Nuestras vidas y derechos por encima de las multinacionales” (pancarta de cabecera); “Por la justicia laboral y ambiental. Equo.”; “TTIP = peligro de muerte de conquistas sociales y laborales. No a los mercados sobre las personas.CGT”; “No al TTiP, stop esclavismo laboral. Solidaridad Obrera”; “Unión Europea, Estados Unidos, la hora de los pueblos ha venido” (voz); “Fuera Mosanto de nuestros campos” (voz). Otros colectivos abogaban por unas formas de economía más solidarias y respetuosas con el medio ambiente: “El mundo no es una mercancía. Otra economía solidaria es posible. Cerremos el casino financiero. ATTAC Madrid”; “Por una cultura energética sostenible. Medio ambiente, soberanía energética y empleo. Plataforma por un Nuevo Modelo Energético”. El tratado se considera una forma más de violencia de los poderosos y en las consignas se aludía insistentemente al delito: “No es un tratado, es una estafa”; “El tratado es ilegal”; “Este tratado es un atraco”; “¡Basta ya de robar!”; “Ahora y siempre, resistencia; contra el tratado y su violencia”.
En la protesta se congregaron varios partidos políticos de izquierda, sindicatos minoritarios y colectivos que reivindicaban también otros temas. Además de los grupos antes citados, acudieron Izquierda Unida, el PCE, las Juventudes Comunistas y Alternativa Republicana. Se repartió prensa anarquista y de Ganemos. Se veían camisetas de Podemos procedentes de diferentes zonas de la Comunidad de Madrid. Las Marchas de la Dignidad del 22M, la Plaza de los Pueblos y las asambleas del 15M exhibieron sus pancartas. No Somos Delito repartía un pequeño papel contra la Ley de Seguridad Ciudadana (“Ley Mordaza”) y la reforma del Código Penal. En el folleto de la Plataforma contra la Privatización del Canal de Isabel II se alertaba de las consecuencias que tendría el TTIP para el agua pública.
“Teresa somos todos”
Desde el pequeño camión que iba en la parte delantera, tras los furgones policiales, transportando el equipo de sonido que incluía música grabada y megafonía, hasta la cola de la marcha, también cercada por la policía, se podían ver muestras de apoyo a Teresa: mascarillas, gorros, guantes, batas y otras prendas sanitarias; pegatinas, carteles, chapas y pancartas. Los diferentes colectivos situados a lo largo de toda la protesta se acordaban de ella, pero era en la parte trasera donde se reunieron los grupos en defensa de la sanidad pública y las personas que habían acudido para expresar su solidaridad con Teresa; entre ellos, vecinos de Alcorcón que voceaban “Teresa no estás sola” y “Alcorcón está con Teresa”. Un folio con la frase “Teresa somos todos” iba prendido sobre las camisetas de buena parte de los asistentes y también era el lema de la Coordinadora 25S. En varias ocasiones se pidió la dimisión del consejero y de la ministra de Sanidad; se voceó “¡Consejero, dimisión!”; “¡Ana Mato, dimisión!”, esto último alternado con “¡Ana mata, dimisión!” Al finalizar la protesta, los oradores, desde el camión, expusieron sus denuncias sobre el TTIP y el fracking, y terminaron su discurso mostrando su solidaridad con Teresa; los congregados que aún quedaban en la plaza de la Provincia gritaron repetidamente “¡Gobierno, dimisión!”