Los
sindicatos cifran la asistencia a la manifestación celebrada el 19 de
febrero en Madrid en 500.000 personas y la policía en 50.000.
Unos ponen un cero y otros lo quitan como si nada, produciéndose una
diferencia tan disparatada que es como para no creer ni a unos ni a
otros; algo habitual en las grandes manifestaciones. Lo cierto es que la
protesta contra la reforma laboral del Gobierno del Partido Popular fue
masiva. Estaba convocada por los sindicatos CC OO y UGT a las doce del
mediodía en Neptuno, con un trayecto que pasaba por Cibeles, después por
Alcalá para finalizar en la Puerta del Sol, donde se suele leer un
manifiesto. Pues bien, a las once y media todos los carriles de la
calzada y las dos aceras del Paseo del Prado estaban ocupados por los
manifestantes, pero también las zonas ajardinadas que en otras marchas
se suelen respetar. El atasco más
compacto estaba entre Neptuno y la plaza de la Lealtad debido a que
desde ésta, frente al edificio de La Bolsa, se hallaba el punto de
encuentro del movimiento 15M, el cual se incorporó desde ahí a la
protesta conformando lo que ellos han denominado “bloque crítico”. Por
este motivo se puede decir que había dos manifestaciones en una: la de
los sindicatos y la de los indignados del 15M. Estos últimos para
remarcar las diferencias no
siguieron el recorrido por Alcalá hasta Sol, sino que se desviaron por
Gran Vía para llegar a Callao y luego bajar por Preciados hasta la
Puerta del Sol. Marchas diferenciadas con un mismo fin: sobre el
terreno, llegar a Sol; en lo político, acabar con la reforma laboral.
Banderolas y tensión
La
pancarta que encabezaba la manifestación, portada por los dirigentes
sindicales, decía: “No a la reforma laboral. Injusta con los
trabajadores y trabajadoras, ineficaz para la economía, inútil con el
empleo”. En las principales pancartas del 15M, esto: “Bloke krítico.
15M. No recortes, no reforma”; “Bloke krítico contra la reforma
laboral”. El colorido de las banderas y pancartas reflejaba la variedad
de los asistentes. Había banderas republicanas y arco iris e, incluso,
banderolas rojas con el conocido retrato de “El Che” y la consigna:
“Hasta la derrota siempre”. Pancartas
de trabajadores que están padeciendo un Expediente de Regulación de
Empleo (ERE) y de los que sufren los recortes en el sector público
(sanidad, educación, medios audiovisuales, correos, etc.). Los
indignados del 15M llevaban pancartas con el nombre de la Asamblea
Popular de su lugar de procedencia. Y, por supuesto, estaban las
numerosas banderas de diferentes tipos y tamaños de los partidos
políticos y los sindicatos. A las de CC OO y UGT se sumaron otras, a
saber: CNT-AIT, CGT, UCE, PCE, IU, Izquierda Anticapitalista, Corriente
Roja. También había banderas del PSOE, pocas, pero algunos osaron
hacerlas ondear. Los medios de comunicación han informado sobre los
abucheos que recibieron algunos dirigentes socialistas que acudieron a
la manifestación, en especial los recibidos por la portavoz en el
Congreso, Soraya Rodríguez. Entre la masa también hubo tensión en torno
al PSOE. Justo en la incorporación del bloque indignado, donde la plaza
de la Lealtad se cruza con el Paseo del Prado, donde no cabía un
alfiler, donde se marchaba muy apretados pero sin llamar la atención a
los fumadores que echan humo a los ojos y vías respiratorias de los
demás, donde nadie se queja por los empujones y pisotones de los que
llevan una prisa absurda dentro de un embotellamiento humano, donde hubo tolerancia para todo, no la hubo para las banderas con el logotipo del PSOE. Un grupo ¾seis o siete¾
de personas mayores llevaban estas banderolas y otros a su paso
gritaban: “PSOE, PP la misma mierda es”; “Fuera”. Las señoras y señores
de más edad contestaron a los jóvenes (alguno aún con acné en el rostro)
alegando su lucha en la izquierda durante muchos años. No obstante, la
discusión fue en aumento y llegó a ser acalorada cuando los que se
enzarzaron fueron dos jóvenes: Uno que pedía que dejaran de meterse con
los socialistas y que lamentaba que la “izquierda estuviese siempre
desunida”; el otro, recordaba que el PSOE había retrasado la edad de
jubilación a los 67 años y que había indultado a banqueros. Unos
caballeros se pusieron en medio para hacer barrera y que nadie llegara a
las manos. Algunos de los presentes más cercanos vocearon “Respeto,
respeto”. Una de las señoras con la bandera del PSOE tenía la cara
empapada por lágrimas. Entre todos hablaron un poco y un señor
socialista decía: “No son lo mismo”. Un joven replicaba: “Parecidos”. De
nuevo: “No son lo mismo”. El otro: “No son lo mismo, pero casi”. Así se
fueron apaciguando.
Contra la reforma laboral, el gobierno y los empresarios
“Arriba, arriba, arriba / arriba, todos a
luchar / que se metan por el culo, que se metan por el culo / la
reforma laboral”. Resonaba este cántico una y otra vez durante la
marcha, especialmente de Gran Vía a Sol. Aunque había cánticos referidos
a la crisis, a los recortes o a la monarquía, el tema principal de la
jornada era la reforma laboral y así se puso de relieve. La reforma se
rechaza por completo a plena voz y en los textos en los que también se
vierten críticas sobre sus artífices: el Gobierno del PP y la patronal.
Pancartas: “No a la reforma laboral. ERE sí, pero en Moncloa y
Zarzuela”; “Rajoy, con esta reforma a los obreros matarás”; “Guantánamo
laboral ¡No!”; “Rompéis el pacto social”; “Reforma igual a esclavitud”;
“Que esta crisis la paguen los especuladores, no los trabajadores”; “No
al retroceso laboral y social”; “ Se venden obreros en buen uso”;
“Violencia total; robáis casa y pan”. Una pancarta con la foto del
presidente de la patronal riéndose avisaba: “Quien ríe último…”
Cuando
el animador a través del micrófono voceaba “Reforma laboral”, los
congregados respondían “Manos arriba, esto es un atraco”. La misma
fórmula para otra consigna: el del micrófono grita “Obrero despedido”,
los demás responden “Patrón ‘colgao’”. Una pregunta bastante coreada
fue: “¿Dónde están los puestos de trabajo que se iban a crear con la
reforma laboral?” Más voces contra la reforma, los gobernantes y la
patronal: “Los queremos ver, los queremos ver, ala Espe y Rajoy en la
cola del INEM”; “Reforma laboral, negocio patronal”; “Un bote, dos
botes, Rajoy el que no bote”; “Trabajo precario para los empresarios”,
“Con este Gobierno vamos de culo” (caminan de espalda); “Esto nos pasa
con un Gobierno facha”.
Pidiendo huelga general
Las
críticas a los sindicatos también aparecieron en las pancartas, por
ejemplo: “CC OO y UGT venden a los trabajadores”; “Política corrupta,
sindicatos mantenidos y obreros bien jodidos”. Sin embargo, el asunto
más inmediato que ahora les aleja es la huelga general. Mientras los
sindicatos evitan pronunciarse sobre ella, otros colectivos de la
protesta la piden; por ejemplo con este cántico que es además un
reproche hacia los líderes sindicales: “Oé, oé, oé, oá / a Toxo y Méndez
les queremos preguntar: /¿cuántas razones hacen falta más / para
convocar una huelga general?” Más
voces:”Huelga, huelga, huelga; huelga general”; “Hace falta una huelga,
una huelga, hace falta ya una huelga general”; “Hay que convocar, hay
que convocar, como en Grecia huelga general”. En las pancartas: “No a
los recortes ni a la reforma laboral. Unificar luchas. Hay que pararles
los pies. Huelga general”; “Nuestro
‘inicio del inicio’, preparar desde ya la huelga general. Izquierda
Anticapitalista”; “El problema es el sistema. Huelga general indefinida.
CNT-AIT”; “Contra la reforma laboral. Obreros y estudiantes hacia la
huelga general. Derecho UAM en lucha”; “Fuera la reforma laboral.
Co.bas”
Solidaridad con Grecia y Valencia
Debido al retroceso que los ajustes y la reforma están suponiendo hay pancartas que en tono irónico advierten: “No seas idiota,
que el águila es la gaviota”; “Españoles, Franco ha vuelto”, esta
última emulando burlescamente la frase “Españoles, Franco ha muerto” de
Arias Navarro. Aparte de estas curiosidades que nos pueden hacer esbozar
una sonrisa, el recrudecimiento de la situación en estas movilizaciones
prolongadas hace que la exhortación y el ánimo a la lucha sean una
necesidad. A los clásicos “El pueblo unido jamás será vencido” o “Viva
la lucha de la clase obrera”, se suma el cántico que viene siendo
habitual en las protestas del 15M: “De Norte a Sur, de Este a Oeste, la
lucha sigue, cueste lo que cueste”. Aún así, se demanda más lucha y
quizá más extrema: “Sin luchar, qué tendrás?” (Pancarta); “Obrero
sin lucha, no se te escucha” (voz); “Si no hay solución, habrá
revolución” (voz). Si hace unos meses se entonaba “Se va acabar, se va
acabar la paz social”, ahora algunos añaden: “Ya se acabó, ya se acabó
la paz social”. Y es que cuando las condiciones que se tratan de imponer
son tan crueles, aumenta la disposición de la gente a pelear por sus propias vidas: “Sin pan, ni paz” (pancarta).
Como
en tantas manifestaciones de nuevo afloró la solidaridad con los que
están sufriendo más con esta crisis que muchos llaman “estafa”. Se pudieron
ver bastantes banderas griegas desfilando en la protesta y pancartas
como la siguiente: “Grecia, estamos contigo”. Apoyo también dentro del
territorio español para quienes estos días, aparte de sufrir los
estragos de la corrupción y el despilfarro, están padeciendo por la
represión policial; se voceó: “Valencia, aguanta, España se levanta”.
“Todos somos el IES Lluís Vives” decía una pancarta en solidaridad con
los estudiantes golpeados y detenidos. Cuando los manifestantes
indignados decidieron desviarse y seguir su trayecto por Gran vía, los
furgones policiales les cortaban el paso. En esos momentos se gritaba:
“Ser policía, vergüenza me daría” y de nuevo recordando lo de
Valencia, esto: “Solidaridad estudiantes de Valencia”. Cuando pasaban
los helicópteros, la gente hacía uso de silbatos y carracas y con las
manos hacia arriba voceaba “Vergüenza, vergüenza”. Por fin, la Gran Vía
de Madrid se abrió, los policías se apartaron a uno y otro lado de la
calle y los manifestantes pudieron avanzar. Mientras unos decían “La
calle es mía, no de los policías”, otros aplaudían en señal de
agradecimiento o triunfo, no se sabe, pero, al menos, aquí todo acabó
tranquilamente.