viernes, 28 de noviembre de 2008

DESVENTURAS EN LA MEGAGIGATIENDA. (3) LLega la policía local.

El jefecillo no ofrece negociar ni tiene talante para hacerlo; en realidad ninguno de los que allí atienden están dispuestos a ello. Yo no tenía ordenador -ni mi dinero- tras cuatro reparaciones fracasadas. También perdí la paciencia o los nervios, todo junto. Les digo que voy a llamar a la policía. No me creen capaz. Estoy muy enfadada. "La policía aquí no tiene nada que hacer", espeta el jefecillo. (Ya, pero tengo pocos recursos a mi alcance y no veo más opciones). Insisto diciendo que esperaré a que venga la policía. "Como si te quieres quedar hasta las diez de la noche, que cerramos". Y llamo a la policía local. Hay un tiempo vacío, apaciguado de espera. Una señora que acaba de llegar me pregunta si soy la última, le digo que no, que estoy esperando a la policía, bien alto. La señora viene con una televisión que no funciona. Le indican que vaya a otro mostrador; la señora: "No quiero que la reparen, vengo a devolverla" "Sí, sí, pase al otro mostrador". A veces pienso que las personas que reclamasen o fuesen a devolver algo aquel día tuvieron suerte, pues con el numerito mío los de la megagigatienda considerarían que ya era suficiente.
Esperaba enfadada, pero ya más tranquila. Creo que la policía poco va a poder hacer, quizá pueda mediar o quizá los agentes sepan hacer algo que yo desconozco. Tal vez, a larga, me sirva un parte policial que al menos certifique que yo aquel día estuve allí exigiendo mis derechos. Estoy con estas reflexiones de cliente desesperada, cuando llega la policía. Otra vez el espectáculo infructuoso, pero yo mucho más calmada. Los agentes -un hombre y una mujer- me piden que nos apartemos. Hablan conmigo. Comprendo que no pueden hacer demasiado. Me aconsejan que ponga una reclamación. Les digo que siempre la pongo y que la pondré de nuevo, aunque no tengo excesiva -bueno, ninguna- confianza en la OMIC. Los agentes locales hablaron con el jefecillo para comprobar que me facilitaría la Hoja de Reclamaciones si yo se la pidiese. Si no la facilitara, los agentes procederían a denunciar (creo que se trata de una infracción administrativa). Es lo único que pueden hacer. Les consulto cómo funciona lo del parte policial. Me explican que se pide por Registro en al Ayuntamiento, se pagan unas tasas, etc. Para hacer ese parte necesitan mi DNI y el de algún responsable de la megagigatienda. Nos toman los datos: al jefecillo, a mí y al ordenador. El agente no encontraba el número de serie del ordenador, le indico donde está. El jefecillo, ahora más temeroso, pregunta: "¿Esto para qué es? El policía responde: "La señora quiere un parte de intervención policial".
A la hora de reclamar mis derechos, el parte policial tampoco me servirá para mucho, ni siquiera en un juzgado. Lo sé, pero lo que no sé es como va a acabar esta desventura, así que, por si acaso hace falta en el futuro, decido dar los datos y seguir los pasos para obtenerlo. Los agentes ya han cumplido. Yo me disculpo por haberles llamado para nada, lamento aquella rabieta fruto de la desesperación. Los policías se despiden, se van. Y ahora ¿qué hago? ¿Me llevo el ordenador o lo dejo y firmo el resguardo de depósito que preparó la empleada inicial? Decido firmarla pero no la acato. No estoy conforme y escribo en la hoja antes de firmar. Los de la hipergigatienda me observan, no dicen nada. En la hoja de resguardo escribo que dejo el ordenador en el servicio técnico, aunque lo considero defectuoso tras las repetidas reparaciones fracasadas, también aludo a que los de la supermegatienda me han dicho que hay que dejarlo para que el fabricante les autorice la devolución del dinero.

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